Johan Andrés Rodríguez Lugo.
Era martes, había pasado un lunes festivo y quizás por eso la gente estaba, no sé, como estúpida. El reloj marcaba apenas las 8:30 a.m. y mientras esperaba el bus en un paradero de Calarcá, observé cómo el conductor de una moto, cuya parrillera estaba en embarazo, se cruzó una señal de PARE y un carro que llevaba la otra vía los empujó al punto de hacerlos caer. El golpe sonó fuerte, pero afortunadamente el automóvil no venía rápido y el tema fue más “de latas”, el motociclista no quiso arreglar, ni alegar, ni justificarse, auxilió a su compañera, la volvió a montar en la moto y siguieron su camino. El conductor del carro, con su vehículo dañado, también emprendió su ruta.
Habitar la calle parece simple, pero no lo es. Se supone que la organización y la norma nos especifican los elementos, las señales y el sitio en donde, por ejemplo, debemos ubicarnos para esperar el bus cuando no hay paradero. Se supone – porque otra vez se supone – que en algunas esquinas es donde a veces paran los vehículos de transporte público, sin embargo, las personas esperan justamente en el sitio en donde de repente les dio pereza seguir caminando, que por lo general es la mitad de la cuadra. Hay conductores que respetan la norma y no paran y hay otros que por cumplir la cuota diaria paran en donde sea. Esto, quizás, sea casual, uno que otro, pero cuando se generan los trancones empiezan los problemas.
La individualidad se hace tangible en el espacio público. Es una paradoja, justo en la calle, en donde estamos todos y todas, pareciera que muchos y muchas piensan que habitan el espacio solos y solas en el mundo. El tiempo es propio y lo manejamos a nuestro ritmo: Si voy de afán, los demás deberían moverse rápido. Si voy despacio, qué pereza el acelere y los pitos. Salimos a la calle y de inmediato recordamos que existe nuestra posición en el mundo. Soy yo aquí y ya. Camino por aquí, me bajo aquí, me meto en este espacio. Freno aquí. En esta parte es donde quiero cruzar la calle. Por allá es donde los otros deberían estar organizados.
Luego, eran las 12:35 p.m. y en la esquina de una calle de Armenia un automóvil y un bus tuvieron un choque, el bus se abrió para girar en la esquina y pareciera que el carro supuso que esta era una indicación afirmativa de que podía adelantar por la derecha y cuando el bus se cierra le pega por el costado. No contentos con esto, porque realmente era un martes en donde, no sé, mercurio retrógrado hacía de las suyas, otro bus empezó a pitar porque muchos creen que pitar hace que lo que sucede adelante deje de suceder, aceleró su marcha y se subió al andén para pasarse por un lado del otro bus, pero en el andén había algo que lo hizo tambalear provocando que este bus afanado le pegara al otro bus que se encontraba chocado.
La calle es pública, libre y hacemos que esta consigna se respete solo y únicamente cuando nos conviene. Si soy quien aborda el taxi está bien que sea en donde me ubiqué porque es que estoy de afán y no me demoro al subirme. Si me pasé el semáforo en rojo, está bien porque es solo hoy y realmente no venía nadie, además es solo esta vez porque estoy de afán. Si es mi basura la que se debe sacar, está bien ponerla aquí o allá porque como el carro recolector nunca pasa a la hora que es no es mi culpa que los gallinazos jueguen con ella. Pero obvio, qué raras el vecino que siempre pone la basura en mi andén, no entiendo por qué no lo pone en el andén del vecino de más abajo que es en donde todos y todas lo ubicamos.
Las señales de tránsito están descritas en la resolución 1885 del 16 de junio de 2015, allí encontramos que existen señales preventivas, reglamentarias e informativas. Que las primeras son de color amarillo, las segundas rojas y las terceras azules. Se nos describe que el semáforo tiene tres colores: el rojo para detener nuestro tránsito ya sea en el caso de los vehículos o peatones. El amarillo para indicar que pronto el semáforo vehicular cambiará de un color a otro y en este tiempo se debe estar preparado para frenar o para iniciar el camino dependiendo el caso, este color no es para acelerar más antes de que cambie a rojo o para arrancar antes de que pase a verde. Y el verde que significa el libre tránsito.
Más tarde, por redes sociales se publicó el video de un muchacho que a bordo de una camioneta blanca invade el carril de SOLO BUS en una avenida de Armenia, se cruza un semáforo en rojo y atropella a una motocicleta provocando que estos, literalmente, vuelen por el aire. El conductor intentó seguir su camino, pero la comunidad lo detuvo, en otro video se ve cómo las personas le gritan y le maldicen su actuar y este de forma déspota se justifica, la situación fue tan específica que incluso iban a linchar a este joven y apresurado conductor. Todo esto ocurrió el mismo martes.
Están, dentro de la norma, descritas las cebras que son esas franjas blancas que se pintan en las calles y se ubican generalmente en las esquinas o intermedios de avenidas y señalan que por ahí es por donde transitan peatones, que los vehículos deben – deberían – dar el paso y no pararse encima de ellas, también obliga – porque se supone que obliga – a los peatones a pasar por ahí. Dentro de la norma también se describe el andén o acera, el automóvil, la bicicleta, el bus, la buseta y el camión; el carril, el casco y el choque o coalición; el cinturón de seguridad, el comparendo y el conductor; la cuneta, la glorieta y la inmovilización; la licencia, la multa, el paso peatonal y el peatón; el semáforo, el separador y el taxi, solo por mencionar algunos.
Ahí están entonces las normas, pero en este instante, mientras usted lee esto, alguien se está pasando un semáforo en rojo, caminando entre avenidas por donde no están las cebras. Don Alberto está arrojando la basura en cualquier parte, María hace un giro peligroso y levanta el dedo medio mientras Ricardo le pita su error. Carlos frenó en pleno tránsito de vehículos para recoger un pasajero. Laura adelantó su vehículo por el lado que no es ocasionando desorden en la calle. Iván viaja a una velocidad no permitida ya sea más rápido o más despacio de lo que las señales rojas indican. Están pasando cosas en la calle, pero todo está justificado porque es nuestro espacio público y lo usamos como queremos y como pensamos que debe ser. Aquí quedan, además, muchas preguntas sobre campañas, cultura e inteligencia vial, pero perdonen ustedes, me pasé del espacio permitido.