Elogio al cine crispetero

10 marzo 2024 2:18 am

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Johan Andrés Rodríguez Lugo.

¿Qué es lo que se busca al ver cine? Yo busco historias, personajes, colores e incomodidad. Que la propuesta me permita pensar de otra manera algo que a veces pienso de forma normativa. Que el personaje se pregunte cosas y cambie conforme avance la cinta. Que la música me afiance la trama. Que los colores acompañen la fotografía al especificar elementos y que los actores se proyecten como personajes únicos dentro de la cinta. Eso sí, soy feliz viendo “Son Como Niños” y “Los Reyes del Mundo”. No tengo problema en poner las películas de “Los Piratas del Caribe” y al otro día verme “El Irlandés” o “Pulp Fiction”. Me gusta ver cine, me gustan las historias y me gusta el ejercicio de salir de esta realidad y entrar en el raye de un director y su equipo de trabajo. Admirar totalmente la propuesta y pensar en los meses que duró la producción.

Esta noche es la ceremonia de los premios Oscar y como cada año las apuestas están en marcha por quienes o cuáles serán los galardonados. Las discusiones llevan meses. Las esperanzas están puestas en una o en otra. Me parece curioso esa posición de los pseudo-intelectuales que “solo ven cine independiente”, pues realmente no hay garantías totales. Es cierto que, a diferencia del cine comercial, el independiente ha producido escenas y guiones memorables, pero también ha hecho cosas que no son relevantes. Incluso no debería ser obligatorio sentirse representado solo porque está hecho en nuestro departamento o porque nunca se había hecho algo así, el criterio es otra cosa. Realmente hay posiciones totalitarias con respecto a lo que se entiende por cine, cuando se trata es de disfrutar una propuesta, por eso muchas personas siguen pensando que si una película está nominada al Oscar o ha ganado premios entonces es una película aburrida o que no es fácil de entender.

Con algunos amigos y amigas definimos que el cine crispetero es esa forma de ver cine sin necesidad de tanto alarde. Permitirnos ir, devorar crispetas, tomar gaseosa, comer perro, nachos o chocolates. Maldecir los precios, pero igual pagarlos. Estar un rato con amigos o en una cita y luego salir a conversar sobre lo visto. Sea “malo o bueno”, pero tener algo qué decir al respecto. Ir a cine es, para mí, una ceremonia completa, por ello no suelo hacerlo solo, no he aprendido a ir solo a cine. No me gusta ir solo a cine. Realmente soy de los que propone en una primera cita o en una segunda cita ir a cine. Me gusta conocer la perspectiva de la otra persona, sentir la compañía, poder reír, admirar o llorar frente a una pantalla.

Es cierto que existen películas que no exigen un desgaste intelectual y no por eso son básicas o malas, simplemente tienen un formato ajustado al entretenimiento y ya. El personaje principal es el bueno, el héroe, el que salva. Su antagonista es el malo, el feo y el que pierde. Tiene princesas o quienes hagan sus veces. Tiene secuaces o seguidores. Tiene acción, luchas, música y una que otra frase twiteable o escenas instagrameables. Ese cine también es necesario, salir de trabajar y tener un espacio para no pensar, para admirar una propuesta y tener que decir algo, cualquier cosa: me gustó, no me gustó, sentí esto, no sentí nada, vi esto, recordé esto, fue mejor la primera, ojalá no se tiren la tercera, en fin, ir a cine ya debería ser un espacio de esparcimiento y no un escenario esquizofrénico de quién tiene la razón, quién lo hizo mejor o cuál escena le apostó a la literalidad. ¡Dejen eso para otras cosas!

De las 10 películas nominadas solo me he visto 3: Barbie, Oppenheimer y Poor Things. De la última aún no he escrito mucho, aunque me gustó en demasía, una propuesta diferente que hace rato no se hacía, una actuación inigualable de Emma Stone, y por supuesto, el gran Willem Dafoe y Mark Ruffalo que sin duda marcan la garantía del entretenimiento al que me refiero. En esta película el reto es adivinar, en un principio, de qué va. Luego es dejarse llevar por la propuesta y encontrarnos en el absurdo, en lo malvado, en lo normativo, en lo constante y en la libertad que a veces se suele encarcelar. Es una cinta que apela a la pregunta y a la sátira situacional. Que muestra y se guarda cosas. Que devela algo, pero también propone discusiones alternas. Una recomendada en todo caso.

Deberíamos superar esa brecha “intelectual” entre película y película. En mis clases suelo incluir muchas películas para explicar los conceptos teóricos a los que me debo referir. Las conversaciones que se han dado alrededor de Soul, Ya no estoy Aquí, Ratatouille, The Whale, Don´t look up, El diablo viste a la moda, Aprendices fuera de línea, Rodrigo D no futuro, La vendedora de rosas, El gato con Botas y Mario me permiten terminar este escrito invitando a utilizar el cine para hablar de la vida misma, que es realmente lo que hace y en lo que debemos fijarnos. Encontrarnos allí y reconocernos para entender por qué a veces hacemos lo que hacemos. Incluso desde el absurdo, la comedia o el drama. ¡Debería dar igual! Se trata de disfrutar un espacio, admirar lo que se nos propone al frente y ver cosas.

Dice un amigo que el cine está siempre ahí y somos nosotros los que nos demoramos en llegar. Ojalá ustedes puedan estar en ruta en este momento. ¡Viva el cine y vivan las crispetas! En el nombre del Todo Poderoso, Shrek y Scorsese, Amén.

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