sábado 8 Nov 2025
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CRÓNICA DE UN MICO CON ÍNFULAS DE ORANGUTÁN

16 junio 2020 11:27 pm
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Por: Álvaro Mejía Mejía

El Concejo de Armenia aprobó el Plan de Desarrollo, el día 13 de junio de los corrientes, con dos artículos nuevos, 34 y 35 del Proyecto de Acuerdo. El primero, señalaba que el alcalde podría (…) “por el término de doce meses modificar la estructura orgánica de la administración municipal y las funciones de sus dependencias, las escalas de remuneración correspondientes a las distintas categorías de empleos; crear, suprimir o fusionar entidades descentralizadas y la constitución de sociedades de economía mixta para adecuar la administración a los requerimientos señalados en el presente plan”. El artículo 35, por su parte, lo autorizaba para “suscribir convenios y contratos cuya finalidad sea el cumplimiento de programas y metas del Plan de Desarrollo”.

Se trataba de auténticos micos, y su verdadero propósito era endeudar a un municipio, cuya administración está en la lupa de la Fiscalía General de la Nación y los organismos de control. Pero, más grave aún, se estaba autorizando al burgomaestre para crear sociedades mixtas o vincularse a una sociedad de carácter privado, lo que implicaba ‘tocar’ a Empresas Públicas de Armenia como, sin ningún escrúpulo, lo manifestó el presidente de esa Corporación a un medio radial de la región.

Con esas facultades, el Concejo de Armenia le estaba entregando al alcalde un cheque en blanco para que este funcionario, puesto por el cuestionado gobernador Roberto Jairo Jaramillo, quien en días anteriores había participado como figura central en el primer Consejo de Gobierno de la cuidad (en una clara demostración de su insaciable ambición de poder y la de sus patrocinadores) pudiera endeudar al municipio, fijar salarios, reestructurar la administración, crear y suprimir entidades y constituir empresas mixtas.

De esa forma, los concejales estaban presentando la renuncia, porque se despojaban de sus pocas funciones para ponérselas en bandeja de plata al alcalde encargado.

Un grupo de ediles, después de enterarse del revuelo que causó la aprobación de estos artículos en los medios de comunicación, se preocuparon porque, según ellos, en el trámite del proyecto fueron engañados por la mesa directiva, que realizó toda clase de maniobras para que el mico no fuera detectado.

Parece que la labor de ocultamiento del dichoso mico fue eficaz, porque este pasó inadvertido entre la lectura “fórmula uno” y las palabras sin respiración del presidente del Concejo: “se abre la discusión, queda cerrada, ¿la aprueba la Corporación?” Y luego, la del secretario: “ha sido aprobada, señor presidente”.

Un grupo de concejales decentes la noche del domingo se reunieron para estudiar la posibilidad de revocar los artículos 34 y 35. Fruto de esos análisis, el lunes 15 de junio, solicitaron en plenaria, fundamentándose en el artículo 109 del reglamento interno de la Corporación, la revocación de las precitadas normas del Acuerdo de Plan de Desarrollo de Armenia. La gestión del pequeño grupo (6 en total) de concejales surtió efectos, porque la proposición fue aprobada por 13 ediles y rechazada por 5.

Para el registro histórico, los concejales que aprobaron la revocatoria fueron: Richard Gutiérrez, Christian Fernández, Felipe Villamil, Jhon Fredy Cerón, Álvaro Jiménez, Yony Toro, Mónica Marín, Jhon Echavarría, Francis Javier, Jhonny Vargas, Rubén Darío Melo, Julián Acosta y Ulises Puentes.

Los defensores del régimen, que se opusieron rabiosamente fueron: Hugo Aristizábal, Stefany Gómez, Javier Angulo, Braint Naranjo y Diego Cardona. Los nombres de estos último no deben ser olvidados por los ciudadanos en las próximas elecciones.

Ahora, la discusión sobre si los 13 concejales fueron engañados o incurrieron en error y descuido resulta irrelevante. Los seres humanos fallamos, pero es de valientes reconocer y enmendar las equivocaciones. Esperamos que se forme un bloque en defensa de los intereses de la ciudad y del patrimonio público. Es lo menos que puede pasar en estos momentos de zozobra e incertidumbre.

Sin embargo, hay que estar alertas, porque el régimen no claudica en sus intereses. Vendrán más intentos y acciones para revivir al mico o poner a bailar al orangután.

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