Por Jhon Faber Quintero Olaya
El mes de marzo es sin duda un tiempo especial. En el tercer mes del año se celebra el nacimiento de mujeres muy importantes en mi vida; fechas que coinciden con la conmemoración del día internacional de la mujer. Esta divina coincidencia me ha permitido entender lo importantes que son las mujeres para nosotros, las familias y la sociedad. Madres, abuelas, tías, novias, amigas y compañeras diariamente iluminan nuestros caminos de diferentes formas, alimentando la idea de una necesidad de eterna presencia en nuestras existencias.
La lucha de la mujer por sus derechos trasciende el 8 de marzo. Los espacios alcanzados por líderes del sexo femenino en diferentes ámbitos en la actualidad demuestran lo perdida que estuvo la civilización occidental durante siglos. Angela Merkel en Alemania y Kristalina Georgieva en el Fondo Monetario Internacional ejemplifican como el esfuerzo de la mujer por derrumbar mitos y barreras en el mundo contemporáneo producen sus resultados. La inevitable pregunta que surge de este contexto es: ¿por qué han existido y aún perduran en algunos sectores ideas de limitación a la igualdad de género?
La respuesta a este interrogante es bastante compleja y obligaría a una larga disertación. Sin embargo, para este artículo es una verdad que las mujeres siguen luchando por una igualdad y libertad que siempre les debió pertenecer. Ellas siguen persiguiendo sus sueños en forma autónoma y decidida, permitiendo el progreso de todos en temas como el humanismo y la sostenibilidad ambiental. Si se quiere una mejor calidad de vida es necesaria una apuesta colectiva por la equidad.
En nuestro país también la mujer ha logrado demostrar su valioso aporte en todas las esferas sociales. Desde la conquista del voto en 1954 hasta la asunción de diferentes responsabilidades públicas y privadas, encontramos en la mujer colombiana una digna representante de esta tierra. Un ejemplo de esa pujanza se observa diariamente en la gestión de la Vicepresidente de la República, la Procuradora General de la Nación o de la Alcaldesa Mayor de Bogotá.
A nivel jurídico son diferentes los instrumentos internacionales que desde 1948 se han proferido por la Comunidad Internacional para auscultar la lucha femenina. La Convención sobre los derechos políticos de la mujer de 1952 y la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación de 1979 son una clara manifestación de este necesario apoyo. En el Sistema Interamericano de Derechos Humanos se cuenta con tratados similares.
Colombia no es ajena a esta tendencia que inició en el Siglo XX. Diferentes postulados constitucionales reiteran el derecho a la igualdad y el respeto a la dignidad humana. También el Congreso de la República ha promovido diferentes espacios de protección a la mujer como la Ley 581 de 2000. La participación de la mujer es, incluso, determinante en la conformación de listas a cargos de elección popular por parte de partidos y movimientos políticos.
La importancia de la mujer hoy es una realidad universal. Marzo ha cambiado la historia, mi historia, pero también evoca la necesidad de seguir caminando y modificando paradigmas por un mundo más libre, igualitario y en el que la distinción de sexo sea simplemente una cuestión biológica.