Jhon Faber Quintero Olaya
Señor Presidente: Su mensaje de unidad el día de la conocida victoria presidencial generó tanta esperanza como la que establece el artículo 189 constitucional para la figura presidencial. En aquella ocasión los medios de comunicación registraron sus reuniones con sus principales contradictores políticos y el anhelo de reconciliación seguía creciendo. En esa misma línea se recibió con generalizado optimismo la conformación de un gabinete diverso y el llamado al trabajo conjunto con partidos y movimientos políticos.
Esa prudencia de los primeros días lentamente se iba perdiendo con los polarizantes anuncios de Ministros, aún sin posesionarse, relativos a reformas y a la implementación del llamado “cambio”. Los titulares de prensa no cambiaron después del 7 de agosto y lo que se fue opacando rápidamente fue el límite del decisivo centro político en la anterior campaña presidencial. Las posiciones disidentes de algunas ya ex funcionarios fueron colmando la paciencia de usted como Jefe de Estado y ello concluyó con su temprana salida del Gobierno.
Está claro que el fuero presidencial debe permitir el nombramiento de funcionarios de extrema confianza y afines a la filosofía del gobierno, pero la inestabilidad institucional sin tener un año de administración y sin la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo no es lo mejor para el País. La carta de navegación del primer mandato de izquierda en Colombia apenas surte su trámite ordinario como Ley y, por ende, no es saludable que quienes promovieron su elaboración se vean compelidos a ver su obra desde la tribuna. La formulación e implementación de sus ambiciosas políticas públicas requieren de un equipo que no se cambie al vaivén de las coyunturas.
Las reformas anunciadas y presentadas en temas tan álgidos como la salud y las pensiones generaron un trancón legislativo que ha puesto en riesgo los tiempos de su principal instrumento de planeación y gestión. Diversas proposiciones se suprimieron por el legislativo con una vigilante mirada social. Sin embargo, los nobles propósitos de equidad y desarrollo aún hacen parte del trámite parlamentario.
Las relaciones con el Congreso iniciaron armónicas y se esperaba que el Ejecutivo tuviera una aplanadora con sus diferentes proyectos, pero la ausencia de diálogo y concertación han fracturado la armonía inicial. La reforma tributaria, equilibrada y sana, pasó por Comisiones y Plenarias sin mayores reparos, al tiempo que ya es una Ley de la República. La misma suerte tuvo la legislatura anterior con otras ideas jurídicas de la Administración como la prórroga de la Ley 418. Sin embargo, el romance terminó súbita y recientemente.
El mensaje, señor Presidente, con la salida en la última semana de 7 Ministros no es bueno porque radicaliza las opiniones alrededor de sus cambios al sistema de salud, laboral o pensional. Los ciudadanos observamos como el cambio por usted prometido decae en la presión burocrática y los llamados iniciales de unidad se vuelven rupturas por el pensamiento contrario o la negativa a la imposición presidencial. Las transformaciones que usted propone son necesarias, pero la deliberación y contenido también son indispensables en una democracia. El País valora su creatividad e ingenio para proponerlas, pero le pide mesura, objetividad y tolerancia para admitir pensamientos diferentes y variaciones en su estructuración.
La diversidad es presupuesto de Estado de Derecho y aunque usted ganó las elecciones no puede olvidar que el mandato no fue homogéneo, sino que surgió de una corta diferencia y hubo zonas de Colombia en las que su propuesta fue ampliamente derrotada. Por ello, la generación de consensos, salvar el Plan de Desarrollo y fortalecer la institucionalidad hacen parte de la fórmula para seguir en el camino de avance, reconciliación e igualdad.
Un planteamiento contrario vería su obra, la cual se encuentra en construcción, en riesgo y convertiría una ejecución que empieza en un naufragio. La gente espera soluciones y no antagonismos dialécticos y retóricos que avivan las llamas de la post-pandemia o del 2019. En usted está la responsabilidad de los puertos de salida y llegada de este barco, por lo que en estos 4 años está a prueba su condición de estadista. ¿Para dónde vamos y a dónde llegaremos? Esa es su decisión Señor Presidente.