Contacto y renuncia

19 agosto 2023 5:08 am

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Jhon Faber Quintero Olaya

Los Gobernadores de forma enérgica vienen pidiendo la renuncia del Ministro del Interior Luis Fernando Velasco por cuenta de la creciente situación de inseguridad que vive el país. Los ataques a la tranquilidad ciudadana no se discriminan en el campo o la ciudad porque diferentes grupos armados nacionales e internacionales vienen generando caos con homicidios, atracos y extorsión. La simple petición de medidas a la Presidencia no soluciona el problema.

El Comandante en Jefe de la fuerza pública sin duda es el Jefe de Estado, pero ello no es equivalente a una exoneración de Alcaldes y Gobernadores en relación al orden público y la convivencia pacífica. Los planes locales de intervención, la alerta temprana, consejos de seguridad y demás herramientas a cargo de los líderes territoriales demuestran que el trabajo en esta materia es compartido y articulado. El simple reparto de culpas no ayuda a nadie y menos a la ciudadanía.

Tampoco puede endilgarse el incremento en indicadores de hurtos y homicidios al Gobierno que inició gestión el 7 de agosto de 2022 porque desde el 2018 la violencia es creciente, así como el cruel asesinato de líderes sociales. Los problemas estructurales de la represión y del dialogo compelen a la reflexión y a la definición de una estrategia en la que el ejercicio de la fuerza sea congruente con la política de paz total. La zanahoria y el garrote siempre son oportunos en cualquier transformación.

Sin embargo, es claro que el Ex Senador Petro Urrego y sus Ministros vienen dando palos de ciego no sólo en este ámbito, sino en diferentes escenarios de gobernabilidad que afectan el desarrollo económico y social. La ausencia de diálogos con líderes regionales viene desde la plantada que les pegó el mandatario nacional recién electo y posesionado hasta la ausencia de canales validos de comunicación para la atención de asuntos de relevancia común. La queja no es sólo de las ciudades capitales o las regiones porque la lista de incumplimientos es larga.  

La salida repentina de decenas de generales en Policía y Ejército también tuvo incidencia en una relación que empezó maltrecha por las confrontaciones de campaña del candidato de izquierda con el entonces Comandante de la milicia. La salida de Zapateiro fue una herida no tanto por el resultado, sino por la forma en la que se produjo su dimisión. Los reemplazos en la cúpula no han tenido la sinergia para la construcción de nuevas redes institucionales en la que se sienta el monopolio de la fuerza por parte del Estado.

El Ministro de Defensa ha sido incapaz de transmitir a sus subalternos y al País la nueva visión de seguridad que ha anunciado en forma constante el Presidente Petro, por lo que la incertidumbre se apodera de quienes pagamos impuestos. Las salidas a parques y centros comerciales, los paseos en bicicleta o el encuentro de amigos en bienes públicos no produce la calma de antes, al tiempo que teléfonos deben estar cuidadosamente resguardados cuando estamos a la vista de todos. La legitimidad no sólo descansa en lo que se hace, sino en la forma como se comunica. En ambos frentes falla la Administración nacional.

Las peleas entre Gobernadores y Ministros no ayudan a nadie y menos la petición de renuncias que corresponden sólo al fuero presidencial. Los representantes locales de la comunidad no pueden eximirse de lo que pasa y el Gobierno central tiene que dejar la soberbia, escuchar, ejecutar y comunicar. Las soluciones a los problemas de seguridad no pasan por los medios de comunicación y la ruptura en estos procesos aleja de cualquier posibilidad la implementación de la seguridad humana.

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