Jhon Faber Quintero Olaya
La semana que termina estuvo acompañada de encuestas, falsas encuestas y muchas intervenciones alrededor de las elecciones territoriales del mes de octubre de 2023. Algunos catalogan el festival democrático como un plebiscito al actual gobierno nacional, siendo dos escenarios completamente diferentes. Las particularidades de los territorios son las que definen a sus gobernantes y no el acierto o rechazo de un Presidente.
Sin embargo, los problemas asociados a la seguridad si repercuten en la estabilidad institucional y en la descentralización de Departamentos y Municipios. La Registraduría alertó sobre los riesgos existentes en algunas zonas por cuenta de grupos armados que impedirían la realización de las elecciones o influirían en sus resultados. Ambas cosas son desafortunadas y no pueden ser permitidas por el Estado, al tiempo que es la autoridad la que tiene el monopolio de la fuerza.
Los vientos de cambio deben acompañarse con propuestas claras, de inteligencia compartida, de desarrollo sostenible y de un claro encuentro entre mandatarios en sus diferentes niveles de organización. No está bien que el Presidente y los Gobernadores o Alcaldes no tengan puntos de consenso, reuniones o un dialogo fluido. Que se caigan los puentes de los pueblos, pero no los lazos de la comunicación.
Los aspirantes a los diferentes empleos u curules deben ser decorosos en sus planteamientos, críticas, análisis y programas de gobierno. Ello significa que mentir a la ciudadanía es empezar mal una representación o contrato, por lo que la inverosimilitud y demagogia debe responderse con preparación, lectura e información veraz sobre los diagnósticos y acciones de mejora o corrección. La sabiduría del elegido se construye desde el proceso y sus valores se edifican en cada reunión y encuentro ciudadano.
Las pasiones de los colores deben ceder a la comprensión de las ideas, la aceptación del pensamiento diferente y de la elección contraria. La persona que tiene una inclinación disímil no es enemiga, sino simplemente alguien que en la amistad respeta el disenso. De esta forma elemental empezamos a romper ciclos de radicalismos y violencia política. Las redes sociales son un buen lugar para iniciar esta reflexión.
Los planteamientos de los líderes que se sometieron al escrutinio ciudadano se encuentran obligados a trascender los linderos seccionales o locales. Las alianzas regionales a nivel social, cultural y económico son indispensables para el progreso, máxime en áreas relativamente pequeñas como el Eje Cafetero. El Quindío debe profundizar redes con Risaralda y Caldas, pero también con el Valle del Cauca. Los juegos nacionales que se aproximan son un excelente laboratorio de este trabajo mancomunado.
Los ungidos tendrán que revisar con detalle las oportunidades de la Región Administrativa de Planificación (R.A.P) y constituir grupos de expertos para profundizar en esquemas asociativas tanto a nivel interno como interdepartamental. Las dobles calzadas que incluyen al Quindío y Valle son tan importantes como el hospital de cuarto nivel de Risaralda y todas ellas buscan el progreso más allá de una potencialidad endógena.
Este es el momento de la sindéresis, el control político y una apuesta por la legitimidad y la democracia desde lo local. Los medios de comunicación y las universidades deben realizar foros, encuentros y en general facilitar espacios en asocio con los gremios y sectores productivos para que esta alianza se siga estrechando. El 29 de octubre se escribe una nueva historia y en ella todos somos protagonistas.