Semejanzas regionales

18 mayo 2024 4:16 am

Compartir:

Jhon Faber Quintero Olaya

La polémica innecesaria generada por cuenta de la misiva integrada de los departamentos de Caldas y Risaralda alrededor de las obras que planea el gobierno nacional en el corredor vial La Paila-Calarcá tiene aspectos de reflexión más profundos que la crispación del momento. Las obras de infraestructura son absolutamente necesarias en toda la región y ésta en particular permitirá una mejor conexión entre el sur y el centro del país. La competitividad en esta materia es apremiante para que una nación bañada por los dos océanos aproveche esa bondad geográfica impulsando el desarrollo de sus gentes.

Ahora bien, el cuestionamiento que se plantea alrededor de este efímero antagonismo estriba en la perspectiva que estamos construyendo como Eje Cafetero. El vínculo histórico existente trasciende los peajes o distancias, por cuanto se trata de amistades de años o de una visión del mundo que tiene valores distintivos y comunes al Quindío, Risaralda o Caldas. Por ende, los vientos de desunión no son buenos compañeros y el pasado así lo demuestra.

Sin embargo, útil sería saber en este momento que está haciendo la Región Administrativa de Planeación del Eje Cafetero para fomentar la perspectiva o construcción de esta zona como un todo, desde sus elementos convergentes. El artículo 30 de la Ley 1454 de 2011, modificado por el artículo 4 de la Ley 1962 de 2019 prevé que una de las atribuciones de estos organismos es: “Promover acciones que contribuyan a concretar el enfoque de desarrollo regional, considerando las necesidades, características y particularidades económicas, culturales, sociales y ambientales, y fomentando el fortalecimiento de las capacidades institucionales de los entes territoriales que la conforman”. Este sería un buen momento para que la RAP local demuestre que no sólo es un aparato burocrático, sino que resulta útil a gobernadores y alcaldes representantes de las tierras cafeteras.

El numeral 2 del mencionado artículo es sabio y le defiere a los pluricitados ejes de planificación la atribución de: “Fomentar la identidad cultural regional, basada en los principios de respeto a la diversidad y la diferencia, no discriminación, convivencia pacífica y solución de conflictos a través del diálogo y la controversia democrática”. La deliberación y la distancia en puntos de vista es normal en cualquier institución que permita la libertad de pensamiento, pero la forma en la que se solucionan los conflictos que pudieran emanar de esa reflexión disímil es lo que genera una oportunidad. ¿Dónde está la RAP Eje Cafetero en este puente dialectico que se debe construir?

El progreso de Caldas y Risaralda impacta al Quindío y el que aquí ocurre beneficia en forma directa a esos dos departamentos. La absurda disyunción que genera la emoción alrededor de un control a la ejecución del presupuesto público no puede apartar la idea general de que el Eje Cafetero tiene que actuar unido frente a diferentes flagelos o políticas públicas que trascienden los linderos de cada casa. ¿Qué hubiera pasado con los juegos nacionales si cada departamento los hubiera reclamado en una insana competencia jerárquica?

La respuesta a este cuestionamiento sería que simple y llanamente esa magna competencia deportiva no se hubiera realizado a la luz del paisaje cultural cafetero. La convergencia en trabajo común con el Valle del Cauca o el Tolima es bienvenida, pero no podemos descuidar el vecindario pensando que unos son amigos y otros no por situaciones que pueden ser superadas bajo la sindéresis y comunicación de nuestros gobernantes. El Quindío hace parte del Eje Cafetero y no puede crecer a espaldas de él. Mientras tanto la RAP local pierde una oportunidad relevante para cumplir su propósito.    

El Quindiano le recomienda