Gilberto Zaraza Arcila
Solo a un gobernante soberbio, inhumano y desenfocado de la realidad nacional se le ocurre tratar de aprobar en medio de la más grave crisis sanitaria, económica y social de la historia una inoportuna, inequitativa y regresiva reforma tributaria. Y más ofensivo aun, tratar de engañar a los colombianos presentándola como ley de solidaridad sostenible, cuando impone más gravámenes a los que menos tienen -en medio del incremento de la pobreza y la miseria-; mientras continua el derroche, la corrupción de los que gobiernan y las utilidades billonarias del sector financiero.
Como si fuera poco, para presionar e intimidar el insensible y aporofóbico ministro Carrasquilla, anuncia que solo quedaba caja para 6 semanas. Si fuera cierto, no seguirían despilfarrando billones en compra de aviones de guerra, en incremento de la planta de personal de la Procuraduría y la Registraduria, en aprobación de primas técnicas mensuales a magistrados, fiscales, procuradores y registradores, etc.
Para impedir el paro nacional se compraron a una indigna magistrada que con una sentencia inconstitucional e ilegal, pretendió prohibir las movilizaciones con el manido argumento de la pandemia, desautorizando los permisos para la protesta social. Cuando bien lo sabe la prevaricadora funcionaria, que ésta no necesita ningún permiso.
Por eso, la paciencia se agotó y la indignación ciudadana no se hizo esperar. Empezó el paro cívico y las protestas callejeras pacificas fueron infiltradas con provocadores para producir desmanes y justificar la excesiva represión del Esmad y la policía. El resultado, caos en el país, 19 muertos, cientos de heridos, numerosos desaparecidos y varios manifestantes que perdieron un ojo producto de la brutalidad policial. Espectáculo deprimente ver al mismo pueblo, las mismas clases populares enfrentadas. De un lado la policía que también es afectada con la reforma, defendiendo los intereses capitalistas y del otro la clase trabajadora luchando por mejores condiciones de vida.
Como la decisión era continuar indefinidamente con las masivas y multitudinarias manifestaciones de protesta, hasta que se retirara la reforma tributaria. La respuesta del títere Duque atendiendo órdenes de su jefe el expresidiario Alvaro Uribe, fue militarizar las ciudades con instrucciones de hacer uso de las armas y disparar contra los manifestantes inermes. El gorila Zapateiro que lamentó la muerte del sicario Popeye, pero no la de estudiantes, indígenas y líderes sociales asesinados por el ejército regular y el paramilitar, dice que está presto a cumplir las órdenes del genocida patrón y convertir a los soldados en delincuentes.
Solo a desquiciados mentales se le ocurre semejante sadismo. Masacrar pobres con el mentiroso argumento que son terroristas vandálicos. Al matarife le gusta la carnicería, las ejecuciones extrajudiciales, el exterminio sistemático de líderes sociales y defensores de derechos humanos, la matanza de estudiantes, etc. Las denomina masacres con criterio social. Si son tan valientes que salgan ellos mismos con las armas a defender el régimen capitalista de privilegios para la plutocracia. Que no sacrifiquen más vidas inocentes de policías y soldados que prestan el servicio por necesidad y no están defendiendo la patria, ni la democracia, que no existe. Sino defendiendo la acumulación del poder y la riqueza en manos de unos pocos.
¿Porque son tan valientes con el pueblo, pero tan cobardes o complacientes con los grupos narcoparamilitares y guerrilleros que ejercen autoridad y siembran el terror en toda la periferia del país? ¿Porque no envían el ejército y el Esmad a combatirlos?
Se habría podido evitar esta matanza con una decisión sensata, atendiendo las justas peticiones de la ciudadanía, y de la oportunista clase política preocupada por las votaciones en las próximas elecciones. Pero, primó la soberbia y el carácter autoritario de este ilegitimo gobierno elegido mediante un fraude electoral, cañando el pueblo con miedo y amenazas de que plomo era lo que habría. Muy equivocado estaba el Hitler colombiano y su mequetrefe. El pueblo está dispuesto a morir luchando y no a seguir oprimido. Derrotado el gobierno, tardíamente retiró la reforma, y por la presión le solicito la renuncia al ministro que no dio la cara ante el fracaso. Ninguna reforma vale ni justifica un solo muerto o mutilado.
un gran triunfo del pueblo, que con unidad, organización, capacidad de lucha y persistencia, puede alcanzar sus objetivos. Y una derrota para el gobierno que queda notificado que el pueblo no está dispuesto a aguantar más abusos y explotación. También para el sátrapa y para los medios de desinformación nacional, que solo mostraban los desmanes de unos pocos desadaptados infiltrados o pagados, para justificar la represión; pero no el 99% de cientos de miles de ciudadanos que protestaron civilizadamente. Gracias al uribismo estamos como Venezuela.
Los organismos encargados de la defensa de los derechos humanos y de las victimas como la Procuraduría, y la Defensoría del Pueblo; y la Fiscalía que debían investigar las muertes, heridos, mutilados y detenidos injustamente, por disparos realizados por la fuerza pública, como está demostrado por las redes sociales, guardan silencio total. Estos crímenes gozaran de impunidad. Esas entidades son simples apéndices del gobierno, sin ninguna independencia, ni autonomía. Son sumisos lacayos al servicio del régimen fascista.
paro continúa hasta enterrar la reforma a la salud, impedir la reforma laboral y pensional y para negociar el pliego de peticiones que quedó pendiente desde las protestas del 2019, por el confinamiento que provocó la pandemia. Que incluye el cumplimiento de los acuerdos de paz, revisión de los tratados de libre comercio, derogar el incremento de las tarifas para recuperar la corrupción de ectricaribe,aprobar en el congreso la consulta anticorrupción y no privatizar, ni enajenar de los bienes del Estado, etc. A Duque le quedó grande el cargo, renuncie.