EN VEZ DE BOTAR EL PAN DE CADA DÍA

22 octubre 2020 10:12 pm

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Roberto Estefan Chehab

En estos días vimos en noticias una desgarradora y absurda imagen, que se repite, personas, como usted o yo, niños, seres humanos, escarbando entre la basura, ante el eterno ojo ambivalente y difícil de comprender, de una cámara periodística, que hace su trabajo muy duro y desgastante me parece a mí, por la impotencia absoluta de hacer algo más para solucionar de alguna manera el dolor que debe plasmar para informar. Al ver las imágenes, sentimos, la mayoría de las personas supongo, tristeza, deseo de hacer algo útil que no se traduzca en una donación para calmar la extraña sensación que transita entre una culpa por tener tantas cosas y la tranquilidad por saber que no somos los “culpables” de tanta miseria y tragedia tan cerca a nuestro entorno. Es claro: las personas deben procurarse su sustento, su manutención e ir construyendo un entorno para vivir con calidad. Calidad no significa abundancia ni lujo ni superfluas cosas que esclavizan las almas e incluso hacen perder las proporciones; calidad no es tener la vivienda mas lujosa ni la joya mas costosa ni el automóvil mejor del grupo, no, calidad es sencillez, bondad, transparencia, amor, y gratitud, o sea, paz en el corazón ya alegría por el día a día, con sus cosas normales y sin nada de excesos. ¿En que mal momento la humanidad creyó que el éxito se mide con lo que mas corrompe? Entonces me volvió la idea a la mente: en esas comunidades tan pobres, tan sufridas, con tanta inclemencia en el entorno natural, muchas veces rodeadas de desierto y sequía, debe ser muy útil la organización de ollas comunitarias, donde las gentes lleguen a tomarse su alimento, dos veces al día, en vez de acudir a los basureros a hacer lo mismo. ¿Por qué darles sobrados si se puede organizar que tengan granos y verduras? ¿Porque mirarlos con indiferencia si se puede aprovechar y canalizar un porcentaje de lo que el campo produce, y muchas veces bota y desperdicia incluso porque “sobra” y en casos aberrantes porque se importa lo que aquí se bota? No hace dos meses en el Quindío se botaban las mandarinas y otros frutos. Porque sobraban y en la pantalla de televisión veíamos gente de nuestra patria, o en nuestra patria, desnutrida y muriendo de hambre. ¿Entre los queridos lectores no habrá alguien que motive al Estado y se lo tome en serio, al menos para dibujar un proyecto de esas ollas comunitarias que acopien cada semana granos, verduras legumbres del país para hacer una sopa muy nutritiva? ¿Cómo hace de falta el tren!

En Armenia vive un médico que se llama Hernán Jaramillo Botero, ampliamente conocido nacional e internacionalmente, quien es el promotor de la “sopa Jaramillo”, como complemento a la dieta con leche materna del bebe. Controvertida por algunos, aplaudido por otros, como todo en la historia de la humanidad, pero con miles de mensajes de éxito y gratitud. Yo propongo que el Doctor Jaramillo sea contactado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar para ser escuchado: lo conozco y no cobra nada por eso, ni por asesorar, si eso fuera preocupante y estoy seguro de que vale la pena pensar: esa “sopa Jaramillo”, muy nutritiva si es, y además mucho mejor que los deshechos de los basureros y la indignidad humana auspiciada por no buscar soluciones grandes. Aquí no caben discusiones profundas entre pediatras que están o no de acuerdo. Aquí es asunto de aprovechar lo que la “Pacha Mama” produce y organizar a la gente para que al menos coma y coma mejor de lo que se cree.

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