¿Marcha o brigada de destrucción?

29 abril 2021 6:37 pm

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Roberto Estefan Chehab

Poder manifestarse para exigir, pedir cuentas, vigilar o simplemente plantear inquietudes y necesidades, es un derecho que, además enaltece a la democracia. No hay ninguna razón, dentro de circunstancias normales, para intentar impedir que eso suceda y los espacios físicos y virtuales deben ponerse al servicio del pueblo para que su voz sea escuchada y valorada. Sin embargo, el pueblo debe ser responsable, consciente y racional y comportarse con una premisa básica: primero el bien y la necesidad común aterrizados a las circunstancias y el contexto. No es amoroso, ni responsable ignorar una situación que ha traído tantas afugias, en distintos escenarios que incluyen aislamientos, confinamiento, quiebras económicas, hambre y empobrecimiento, emergencias hospitalarias, enfermedad y muerte, tragedia, no solo en nuestro suelo sino a nivel mundial, no es responsable salir a exponerse y exponer un tema de salud pública como lo es la actual pandemia. El personal que labora en atención de salud merece, al consideración y no actitudes como la de ese individuo que salió a decir "para eso están y eso fue lo que escogieron de vida, entonces que no se quejen". Las manifestaciones del miércoles pasado fueron, por el actual contexto, un acto irresponsable. Pero, sí definitivamente fecode, la Cut y otros sindicatos deciden arrastrar a miles de personas afines a sus movimientos, para que salgan a marchar, sin importar otras cosas, al menos que lo hagan garantizando el buen comportamiento. Los seres humanos no somos bestias salvajes y por eso nada justifica que su protesta sea caótica. Cabe anotar que en varias ciudades el comportamiento fue serio y respetuoso pero no pasó lo mismo en capitales como Cali y Bogotá entre otras produciéndose nuevamente desmanes inmundos, propios de anárquicos salvajes que sacando premeditadamente lo peor de sí mismos destruyeron patrimonios públicos y privados que no les pertenecen y luego irse a sus casas a exigir que los mantengan o a reclamarle al Estado el buen funcionamiento de lo que dañaron o a pasarle un "parte" de deber cumplido a algún líder malévolo, a algún demagogo, a algún asesino que tiene en su mente y en su corazón la meta de apoderarse del control de la patria y repetir la desgracia que es imposible de tapar, como la que está sufriendo Venezuela. La izquierda o la derecha, creo yo, son formulas anacrónicas en las cuales se matricula la polarización y la confusión. Acabar con los recursos de la patria, para "nivelar por lo bajito", es absurdo y degradante. Todos sabemos que hay que trabajar, producir, ser proactivos, hacer las cosas con amor y constancia y no volverse parásitos improductivos llenando el corazón de odio y envidia por querer lo que otros producen con trabajo. El concepto debe ser de equilibrio, equidad y esfuerzo, pero de todos. El concepto debe incluir acabar con la corrupción y el abuso del Estado, pero. El concepto debe ser el respeto a la autoridad sin jueces y magistrados ambivalentes y oscuros. Lo que se repitió el miércoles pasado, en las calles, muestra un desgobierno preocupante, no porque el presidente o las fuerza pública no sirvan sino porque el sistema no permite ejercer con coherencia: ¿demasiadas garantías en un pueblo que abusa y se deja manipular sin criterio?: estoy hablando de vándalos. Todo eso solo fortalece a los hampones, a los narcoguerrilleros, a los delincuentes de los que tenemos todos los ejemplos a la orden del día. La paz es el camino, pero cumpliendo lo pactado y no permitiendo más abusos criminales que además deslegitiman cualquier protesta, por parte de muchos, al contaminarse con actos criminales de la más grande bajeza. Hay que acabar con la corrupción y las nóminas oficiales innecesarias y politiqueras: ahí no más saldrán millonarios recursos. Bajar mega sueldos y prebendas, disminuir el número de congresistas y diputados, concejales y otros y quitarles tanta gabela costosa, que ellos deben asumir. Y tener un manejo responsable del Estado, pero una mano dura con los anarquistas y populistas que solo traen confusión y odio. Apoyar al necesitado, con una infraestructura responsable. Y para muchos maestros: Que sean coherentes, si no van a clases presenciales, porque no hay condiciones, pues no salgan a gritar a la calle donde tampoco las hay; permitan ser evaluados con rigurosidad, prepárense y enseñen con amor, no sean irresponsables en las aulas, muchos de ellos sembrando rabia, desinformación y amargura en los corazones de nuestros niños. ¿Solo existe la derecha o la izquierda?, ¿no se puede construir un modelo colombiano, nuevo, sano, proactivo? Eduquen para la democracia, el respeto y la creatividad. Y para los azuzadores, armadores de mentiras y engaño, ya han dañado mucho y no han construido nada, solo planean y llevan a cabo destrucción; es hora de desenmascáralos y aislarlos.

restefan@ gmail.com

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