JÓVENES VALIOSOS

13 mayo 2021 8:14 pm

Compartir:

Roberto Estefan Chehab

Hablar con un grupo de muchachos me motivó este escrito: “nos están matando” despierta rabia en el corazón, dirigida hacia las fuerzas del orden. Parece una respuesta automática: otro embeleco para confundir y enlodar la constitucionalidad; es irrefutable que ha habido excesos indignos por parte de policía y otras fuerzas oficiales que también pueden estar infiltradas, pero la provocación viene de oscuros seres, otro tipo de actuar: el vandalismo, la destrucción y la instigación finalmente permean a la gente que entra en pánico y ahí se revuelve el rio. Ese libreto está escrito hace años. Fórmulas para el caos y el descontrol: resultado de ello es inculpar, satanizar ante el mundo entero que, no tiene ni idea del contexto de lo que ocurre, no sabe donde está la coca, quien la siembra, quienes manipulan el tema, quienes la sacan mientras todos están distraídos con el paro y la minga que se tornan violentos, quienes piden que no haya glifosfato pero siguen sembrando sus maticas, montando sus laboratorios y en medio de esos procesos con ácidos y gasolina destruyen, más que cualquier otro herbicida, el suelo de la patria, la moral, la juventud, haciendo metástasis en todo los espacios: esos nos están matando. Criminales, “disidencias” guerrillas además de infiltrados extranjeros y otros actores perversos, bandas, con su agenda oculta una rebelión que hace tiempos perdió el norte: esos son los que intentan aniquilar nuestra democracia y “nos están matando”. En el ADN colombiano no hay comunismo como insignia. Aquí nos gusta trabajar, amamos la libertad, somos enemigos de totalitarismos. Lo que si falta es educación y valores y eso nos tiene postrados, reconozcámoslo y corrijámoslo; en ese punto gobierno y pueblo debemos “amarrarnos los pantalones”. Sendos maestros, muchos de ellos apoltronados en sus propios sindicatos y vendiéndose a líderes sociópatas. su imagen desdibujada, que debería ser la más amada y respetada, también nos están matando. Adultos embaucadores o la indolencia en la rigurosidad de lo que se cuenta, cómo se cuenta y la intención con que se arma el cuento: en mi diálogo con los muchachos fue fácil corroborar que no tienen idea de la historia reciente de nuestra amada Colombia, gracias a la narrativa irresponsable de adultos polarizados, casi podría cambiarse el nombre de nuestro país por el de “Petroparanarcouribelandia”, como si eso fuese Colombia; tergiversaciones, versiones que repugnantes al superarlas el chismorreo, la pseudo-seguridad con que se defienden, sin argumento. Los muchachos disertaban que “sabían” cosas terribles de Uribe, pero “han oído” que la guerrilla, los narcos eran peor (son) de pavorosos, “hasta con campos de concentración de secuestrados semidesnudos y amarrados del cuello con cadenas, encerrados entre alambres de púas por años”. Alguno comentó de “una señora con un collar que era una bomba” y así, muchos “flashes” informativos, plagados de elementos terroríficos. Lo jóvenes no conocen los contextos de la historia de la patria, ha crecido en un ambiente doloroso y borroso, sin oportunidades, percibiendo a magistrados de la justicia desfilar a la cárcel como hampones, senadores, expresidentes, exgobernantes corruptos”; soportando una televisión arrodillada, la novela del narco y la modelo, la perpetuación de la banca onerosa, el periodista sesgado, el robo constante, el voto vendido. Vergüenza. Los muchachos tratando de adaptarse, perdiendo la capacidad de asombrarse pretendiendo que todo parezca “normal”. Ambivalente e inseguro crecer así en la patria que se les ha heredado. Urgente un cambio sin odio. Los jóvenes deben intervenir: cero mentirosos, cero ladrones, cero asesinos, cero mega corporaciones, mega salarios, cero caciques políticos regionales. Enhorabuena la protesta pacífica sin ingenuidad, que de eso se agarran los que “nos quieren matar”, para manipularnos. Bienvenido un buen futuro entre todos.

[email protected]

El Quindiano le recomienda