Aprender y agradecer

29 diciembre 2022 11:03 pm

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Roberto Estefan Chehab                        

Despedir el año lleva a un balance inevitable. Pesa más lo vivido emocionalmente con intensidad: una boda, el nacimiento de un hijo, la culminación de ciclo educativo; un buen negocio y también una despedida, una enfermedad, la muerte de un ser querido y muchas otras situaciones importantes en la vida de cada persona. Tenemos la tendencia a buscar  fuentes mágicas de poder y energía que nos recargue para iniciar el año que empezará con optimismo y esperanza. Pareciera que las cosas que se presentan con poca variación no son tan importantes pues no mueven tanto los sentimientos como sí ocurre con los sucesos nuevos; más fuerte aún si no se esperaban, que de alguna manera requirieron un esfuerzo, un sobrecarga de energía, una sacudida en nuestra alma. Muchas de las cosas que continúan sin mayor cambio son motivo de agradecimiento, ya sea porque no se tradujeron en una pérdida o porque no era el momento adecuado para producir un cambio precoz en nuestra vida: cada cosa tiene su momento y los caminos de Dios, solo El los conoce. Propósitos, deseos, aspiraciones, “sueños” que no se consumaron e incluso, cambios en el rumbo, variaciones de circunstancias cuya consecuencia llevó a la aceptación y seguidamente al cierre de un circulo, son eventos fundamentales a la hora de colocar “sobre el tapete” el cotejo del año que se va. Si lo analizamos objetivamente es seguro que descubriremos mucho para agradecer: la estabilidad en variados aspectos, el aprendizaje que se suscita cuando la actitud no es lamentarse, auto agredirse y “sentirse frustrado”. Prácticamente todo lo que ocurre trae de la mano una posibilidad de crecer aprendiendo a través del dolor o de la alegría y aunque a veces no sea fácil vislumbrar el mensaje o la lección que potencialmente acompaña a los acontecimientos que se conjugan entre el caminar y el vivir lo que el sendero nos presenta, siempre hay algún mensaje que descubrir. Indudablemente, agradecer es lo adecuado; hay vida y con ella sigue las posibilidades infinitas. Tratándose de la coexistencia, interdependiente, que supone una comunidad, es también importante el balance pero esta vez analizando cual es el papel que jugamos, el rol que nos corresponde y la responsabilidad social que tenemos. Es iterativo encontrarnos con informaciones poco alentadoras respecto a la conducta social: atentados, masacres, robos. Las llamadas guerrillas que cada vez se confunden más y más con las “bacrim” al tener como único objetivo el enriquecimiento criminal sin conmoverse ni por los pueblos ni por el ambiente y mucho menos por la “colombianidad” como un todo: fácilmente un buen filosofo de la política podría probar que eso que ellos hacen es una clara y flagrante traición a la patria: lo más atroz lo hacen sin miramientos cuando sus intereses lo requieran. Esas personas también deberían hacer un balance de sus vidas y quizás moverse a cambiar y regenerarse. Ojalá varios lo hicieren. Y también los que por interés personal reciben sueldos inmerecidos, se colocan en puestos innecesarios, incumplen especificaciones en sus contratos. Y también los que todavía confunden la soberanía de la patria, o de su región, con el apellido de un gamonal o político avispado que logra arrodillar a muchos en detrimento de la moral y las buenas costumbres, incluyendo a su familia y así mismo pues las secuelas de eso envuelven a todos. Aunque parezca increíble, eso también hay que agradecerlo si logramos encontrar el mensaje que lleve a un arrepentimiento y un cambio de comportamiento: con uno que cambie, ya es ganancia: al terminar este año les deseo a todos una reflexión profunda seria y objetiva. Que el próximo año entrante, en pocas horas, llegue con muchos positivos cambios por el bien de cada uno y de la patria. Feliz 2023. [email protected]

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