James Padilla Mottoa
Está que arde el tema de la final del fútbol colombiano que se ha cruzado con los partidos de Copa Libertadores, Sudamericana y amistosos de la Selección Colombia.
Con cuatro equipos opcionados a la gran final de la liga, entre ellos los "intrusos" Boyacá Chicó y Alianza Petrolera, la discusión se armó por la convocatoria que hizo el técnico Néstor Lorenzo de jugadores pertenecientes a Nacional y Millonarios para los dos partidos amistosos de la Selección ante Irak y Alemania.
Aunque no se ha conocido un pronunciamiento oficial de los equipos afectados por esas convocatorias, los medios de comunicación se han encargado de prender la polémica, volviendo a la vieja discusión de si son más importantes los clubes que la selección.
Planteado como interrogante serían los propios jugadores los llamados a responderlo, porque al fin y al cabo se trata de sus propias carreras y de su destino económico y el de sus familias.
No sólo es ahora con esta convocatoria de la selección absoluta; también pasó hace unos días con la convocatoria de la Sub-20 que estuvo en el mundial de Argentina, cuando tuvo la Federación que echar mano de una reglamentación interna para poder doblegar los argumentos presentados por el club de los Millonarios y poder contar con el jugador Oscar Cortés.
Íntimamente los jugadores se inclinan por el llamado de la selección, pero los clubes defienden sus propios intereses en la liga local y con el argumento de que son ellos los que pagan el salario a sus futbolistas.
El problema lo resolvería fácilmente la misma FIFA con una reglamentación más clara y general que incluya todos los torneos de las confederaciones regionales. Es incomprensible que un torneo de carácter mundial, aunque no sea de mayores, carezca de la protección de la máxima jerarca orbital para el blindaje de los jugadores.
Ahora bien, desde el punto de vista de
la economía simple, se antoja mucho más atractivo para el jugador y el club el llamado para una competencia de tipo internacional que abre todas las compuertas para futuras negociaciones que son la reivindicación para unos y otros.
También queda claro que nosotros seguimos en Colombia con un despelote total en lo referente a la planificación de nuestro fútbol. La programación de los certámenes internacionales es conocida con suficiente antelación y sin embargo aquí seguimos chocando con un torneo que se clava como cuña en mitad de los mismos.
¿Cómo es posible que la final de un campeonato nacional quede metido en medio de torneos como Copa Libertadores o Sudamericana? Eso solamente se da en países con un desmadre organizativo como el nuestro. Para completar, los dirigentes de los clubes son se reúnen a comienzos de cada calendario y votan afirmativamente decisiones que después ellos mismos salen a cuestionar en los medios.
Y todo se refleja después en los resultados. Una mala planificación no puede darnos respuestas positivas. Seguimos dando palos de ciego y los aficionados esperando que salgamos ganadores…y lo peor es que esto lo vengo oyendo desde que estaba chiquito y eso hace muchos años.