Guillermo Salazar Jiménez
Salió del centro de salud y se sentó con su amigo a pensar sobre los argumentos de aquellos que niegan a vacunarse. Ambos jubilados, habían recibido la tercera dosis, pero el nieto de su amigo no la aceptaba. Le afirmó que jamás porque las multinacionales buscaban prolongar los virus para matar a millones de personas y que la nueva era estaría signada por otro apocalipsis.
La palabra apocalipsis le recordó a Rusbel Caminante a aquel célebre filósofo francés Michel Maffesoli, fundador del Centro de Estudios sobre lo Actual y lo Cotidiano –CEAQ -, para analizar temas actuales como la lógica de la dominación y la razón sensible o temas poco tratados como el instante eterno o la dinámica de las tribus. Afirmó que Maffesoli, influenciado por la filosofía alemana –Heidegger, Nietzsche, Marx –sostiene que el nuevo pensamiento se caracteriza por rechazar el utilitarismo, fundamento del consumo, a su vez base del capitalismo. Este nuevo pensamiento apocalíptico o “presentismo” –regreso al apego por la tierra, al consumo de productos biológicos, a lo local y a la configuración de grupos pequeños con intereses sociales, políticos o religiosos definidos –detalla y se compromete con la belleza de las cosas tal como el mundo las muestra.
Aquel amigo lo miró extrañado: ¿Pensamiento apocalíptico? Rusbel Caminante le respondió que se trataba de una nueva forma de sentir el mundo; ya no importa el apego irrestricto a la economía y al tiempo; al contrario, no interesa lo cuantitativo de los recursos, menos las ganancias. Es decir, el mundo vale como fuente de inspiración, por ello el trabajo y la productividad perderán fuerza para darle mayor brillo a lo cultural, lo espiritual y lo inmaterial. Es un regreso a las raíces del hombre, dice Maffesoli que es un proceso dinámico de las tribus de la posmodernidad “porque moviliza las energías para vivir aquí y ahora, con imaginación y sin arrepentimiento”.
Es un cuento que no me interesa, le interpeló aquel amigo, no miro hacia otra cosa que no sea mi pensión. Los jubilados pasamos a la historia y la nueva, que construirán otros, no quiero ni imaginarla. ¿A qué tribu pertenecemos? Rusbel Caminante sonrió: No sé, quizás a muchas o a ninguna. Dice Maffesoli que lo importante de tales grupos es estar y ser; compartir gustos, ideas o hábitos a través de las redes electrónicas de comunicación. Lo cierto es que presenciamos un derrumbe acelerado de los valores éticos y de convivencia social, dándole paso a la corrupción y a la existencia de un mundo partido entre buenos y malos, lo verdadero y lo falso, lo justo y lo injusto.
Rusbel Caminante agregó que el profesor Maffesoli explica aquel fenómeno en El Tiempo de las Tribus: El ocaso del individualismo en las sociedades posmodernas, dice que “El tribalismo que vagabundea desde tiempos inmemoriales en los flujos grupales, vuelve a emerger legítimamente en nuestros tiempos confrontándose, complementándose, anteponiéndose con mayor fuerza frente al ideal fundamental que estructuró a las sociedades modernas, es decir, el ideal de progreso”.