Guillermo Salazar Jiménez
Porque fue pintor, anatomista, arquitecto, botánico, escultor, inventor y escritor entendió la frase según la cual “Aquel que más posee, más miedo tiene de perderlo”, Juana, aquella amiga, la leyó de Leonardo Da Vince para afirmar que los periodistas abruman los colombianos con noticias negativas que crean un ambiente de desazón permanente. Juegan con la angustia para defender el gran capital de sus patronos sin importar los sentimientos de la audiencia. Expresó que el volumen de noticias negativas genera zozobra por el presente, ansiedad por el futuro y miedo por el cambio.
El miedo de los dueños del país por perder su poder económico, político y social, amos de los medios de comunicación, posibilita que los periodistas, como subordinados, usen el miedo que generan las noticias negativas para garantizar oposición a las reformas gubernamentales. Rusbel Caminante agregó que entre mayor sea lo negativo y cruel de las noticias mayor será la valoración pesimista por los colombianos de su vida, familia y país. Resulta una manera subjetiva pero cruel de destruir posibilidades de luchar por el cambio y construir unidos una sociedad diferente.
Juana, aquella amiga, se preguntó con el escritor francés Guy De Maupassant, uno de los precursores del cuento moderno, “¿De dónde vienen esas misteriosas influencias que transforman nuestro bienestar en desaliento y nuestra confianza en angustia?” Para responderse que los periodistas subordinados son agentes sujetos al salario para defender los intereses particulares de sus amos; se niegan como profesionales para castigar a través del miedo la certidumbre de los cambios inherentes a las reformas.
Rusbel Caminante leyó del informe Tiempos inciertos, vidas inestables de las Naciones Unidas que analizó 13 millones de noticias en los últimos 115 años para concluir que hoy se divulga proporcionalmente más noticias negativas que las conocidas durante la Primera y Segunda Guerras Mundiales juntas. Opinó que en Colombia llenan los espacios de los medios con noticias de asesinatos, muertes, accidentes, atracos y violaciones, al tiempo que inculpan al gobierno de tales desastres, y, obvio, la desconfianza y críticas injustificadas forjan el miedo que concluye en oposición sin fundamento. Expresó que este estado de miedo creado por los medios coloca a los colombianos frente a la inacción y la falta de conciencia; con razón el filósofo alemán Martín Heidegger aseguró que “La angustia es la disposición que nos coloca ante la nada.”
No existe algo más triste que vender los ideales de una profesión para sujetarse a los intereses del capital, Juana, aquella amiga, expresó con sentimiento que peor resulta la tarea realizada por aquellos periodistas que juegan con la angustia del público para mantener a sus patronos en la élite del poder. Miedo a perder su emporio de riqueza, miedo de aquellos a quedar desempleados, para generar miedo por transformar a Colombia. Los colombianos deberían afirmar con el maestro uruguayo Mario Benedetti que “voy a guardar la angustia en un escondite/ y luego a tenderme cara al techo/ que es una posición gallarda y cómoda/ para filtrar noticias y creerlas.”