Guillermo Salazar Jiménez
Atenta a la llamada para cumplir la cita observó las personas en la sala de espera, pendientes del celular. Juana, aquella amiga, vio diferentes personas, algunos jóvenes. Escuchó conversaciones y risas por videos que algunos pacientes veían. Recordó las noticias y comentarios sobre el impacto negativo que el uso del celular generaba en las relaciones sociales; sin embargo, se maravilló de la rapidez con la cual los tres jóvenes presentes manipulaban el teclado para escribir. Imaginó que en su juventud la escena fue igual, muchas personas de aquella época criticaban a los demás por tener pegados sus ojos a una revista o un libro. De los jóvenes afirmaron que se tornaron antisociales o que abandonaron la vida real para sumergirse en las noticias de la farándula o la ficción literaria.
Rusbel Caminante sufrió tal crítica, pero no dejó de cargar un libro, como amigo y confidente, para no solo distraerse sino mantener viva la idea de aprender. Afirmó que cada época contiene el tiempo de los jóvenes; en su época, ellos definieron qué y cómo hacerlo; pues de su libertad dependió mantener vivas las voces y ser escuchados; valorar la aceptación de sus acciones o medir que tanto sus iniciativas reordenaron la sociedad y lograron triunfar sobre lo caduco. Expresó que, así como en el universo la mayoría de las estrellas son viejas, entre las nubes de polvo espacial y gas cósmico fulguran jóvenes estrellas azules. Comentó que el uso exagerado por los jóvenes del celular también podría tener usos educativos. Quizás los motive leer en las pantallas historias de la humanidad o noticias deportivas, mejorar sus habilidades de lectura y escritura o aprender a manejar su tiempo.
Juana, aquella amiga, se apoyó en el filósofo español Fernando Savater, porque “A diferencia de la vejez, que siempre está de más, lo característico de la juventud es que siempre está de moda”. Argumentó que no siempre los jóvenes están entretenidos quemando minutos y agotando datos; también en la lucha por confiar con cortas notas a sus padres o amigos sus angustias vividas. Mantener sus ojos y corazón fijos en el teclado para enviar chats a su amada o guardar los últimos versos escritos con la fiebre encendida por el último encuentro. Algunos más rebuscados leerán información sofisticada sobre genética o ingeniería espacial; muchos navegarán en internet para vivir la guerra de Ucrania o encontrar las reales causas del Covid-19.
Por el apoyo de los celulares y demás aparatos electrónicos, los jóvenes de hoy van tan rápido como su tiempo se los permite, Rusbel Caminante agregó que el afán por cumplir sus objetivos desborda caminos y obliga a tomar atajos. Como llegar es prioridad sobre el camino, los jóvenes creen poseer la verdad; desgraciadamente, como afirmó el escritor y humorista español Jaume Perich, cuando aquellos logran imponer su verdad ya ni son jóvenes ni es verdad. Concluyó con Quino, célebre humorista gráfico argentino, creador de Mafalda, quién afirmo que “Tal vez algún día dejen a los jóvenes inventar su propia juventud”.
