Guillermo Salazar Jiménez
Le bastaron sus primeros ocho años para dejarse atrapar por los recuerdos de la casa en Aracataca para convertir su vida en una larga red de relatos que embrujaron a los lectores del mundo. Rusbel Caminante, consciente de los hechos ocurridos en aquella casa, recordó cuando Gabo viajó en compañía de su mamá para venderla, nunca imaginó fuera tan determinante “que la más larga y diligente de las vidas no me alcanzaría para acabar de contarla”. Rusbel agregó que el título inicial fue la casa y posteriormente Gabo la cambió por Cien años de soledad.
Juanita Lectora comentó sobre otros autores que tomaron la casa como tema central de sus escritos. Para la humanidad es lugar de reposo y tranquilidad; otros la consideran propiedad única, indispensable para vivir, y para muchos es lugar de protección. De las partes de su casa, consideró a la biblioteca como el espacio ideal para reflexionar, conversar y aprender con los libros. Porque los libros hacen parte del afecto por su casa, Juanita agregó que la importancia de las partes, artículos y personajes de ella radica en la historia que contienen. En La casa grande, Álvaro Cepeda Samudio relata la masacre de las bananeras ejecutada en 1928 por el gobierno colombiano contra los campesinos.
La historia de la colonización antioqueña, basada en las aventuras de la familia Herreros y de su casona, donde se descubre en sus habitantes el destino de la prole, explicó Rusbel Caminante que Manuel Mejía Vallejo las relata en La casa de las dos palmas. Hechos particulares transformados en grandes sucesos de la historia de nuestros países emergen de La Casa Verde. En esta, según Rusbel, Vargas Llosa toma la casa de placer erigida en Piura, desierto del litoral peruano, por don Anselmo, el forastero, como símbolo del placer mundano social. Dentro del llamado realismo mágico, añadió que Isabel Allende fundamentó, en La Casa de los espíritus, la historia de Chile con el poder de la familia Trueba entretejido con Clara la mística protagonista.
La venta de placer la recordó Juanita Lectora con el japonés Kawabata, quien en La casa de las Bellas Durmientes describe con maestría el placer del anciano al admirar la joven desnuda que duerme plácidamente. En toda la noche no puede tocarla, tan solo observa, piensa, imagina y recuerda para ver amanecer y volver a vivir. Señaló que la manipulación psicológica, como fuente de subyugación humana, y la muerte son la base del célebre cuento La caída de la Casa Usher de Edgar Allan Poe. Juanita continuó al comentar que posiblemente Gabo tomó el barco como la casa donde Florentino Ariza y Fermina Daza, en El amor en los tiempos del cólera, reviven la pasión de amantes, tal jóvenes que ven llegar la vejez, anuncio de la muerte. Concluyó al compartir la idea de Gabo donde la casa se convirtió en el centro de gravedad de las historias narradas por mujeres, las cuales permitieron volar los sueños de los niños que la habitaron.