1º y 21º

12 mayo 2024 2:16 am

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Guillermo Salazar Jiménez

Siete años después acompañó la marcha por las calles del Barrio Latino en París. Fue el 1º de mayo de 1975 y Rusbel Caminante sintió el eco de la revuelta antisistema social y político que millones de estudiantes y trabajadores sostuvieron el 10 de mayo de 1968, conocido como el Mayo Francés. De la universidad la Sorbona los estudiantes se atrincheraron en el Barrio Latino, conocida como “La Noche de las Barricadas”, el día siguiente aparecieron carteles, entre otros: “Sea realista, pida lo imposible”; “Prohibido prohibir”; “La imaginación al poder”.

El pasado 1º de mayo, a Juanita Lectora le llamó la atención la frase estampada en una camiseta de varios caminantes: “Nadie dijo que sería fácil”. Expresó que la dificultad para unidos construir país se evidenció en ambas marchas, está a la cual asistió para acompañar en su día a los trabajadores y apoyar las reformas previstas y la del 21º de abril programada por los opositores al cambio. Ambos marchantes enfrentaron la dificultad de superar los antagonismos persistentes en 214 años de historia patriótica.

Lo definitivo fue salir a marchar, formuló Juanita, expresarse en la calle tiene un alto valor democrático, necesario de mantener en el futuro. Sin embargo, ambas marchas mostraron dificultades para analizar y discutir. La del 21º mostró la dificultad de encontrar soluciones prudentes a los problemas recurrentes del país. Prefirieron marchar para defender los privilegios de unos pocos sobre la mayoría de colombianos. La peor dificultad que enfrentaran sus líderes será la creciente inconformidad frente a la desigualdad y la corrupción. Cierto, concluyó Juanita, la del 21º equivocó el futuro de Colombia, aprovecharon las dificultades del cambio propuesto para utilizarlas como oportunidad para marchar. Primó el odio sobre la razón.

Rusbel Caminante, además de observar la del 21º, salió a marchar el 1º de mayo. Aunque resultó multitudinaria, dijo, es necesario reconocer la dificultad que enfrenta el gobierno para lograr el cambio propuesto. Afirmó que es inevitable crear conciencia en los trabajadores, estudiantes y ciudadanos que marcharon el 1º sobre la dificultad frente a los antagonistas. Las futuras marchas no solo deben dirigirse a confrontar la de los opositores, es imperioso utilizarlas para educar y crear solidaridades por las transformaciones que gritan la mayoría de colombianos y pueblos pobres. Con John Dewey afirmó que “La función intelectual de las dificultades es la de conducir a hombres y mujeres a pensar.”

El cambio o mantener los privilegios resultó el objetivo central de las marchas, adicionó Rusbel Caminante, allí radicó la dificultad que defendían. Otra cosa fue el cómo se desarrollaron. Resulta pobre el análisis que se desencadenó para distraer la atención, como detallar el número de los marchantes, el contenido de los carteles o las consignas. Rusbel comentó que la del 21º centró su objetivo en el odio irracional por el cambio. La del 1º delegó en el discurso del presidente el significado de las reformas sociales. Nos falta discutir, lo leyó en una pared, “Si fuese bueno no sería tan difícil de decir”.

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