Por Fernando Jaramillo Botero
Continuamente se oye hablar en los medios, redes sociales y a la gente en las calles de los elefantes blancos, este curioso calificativo obedece según la historia tailandesa al regalo que hacían los reyes a un súbdito de un elefante albino, costoso de sostener y que no prestaba mayor utilidad, en Colombia y muchos países del mundo se asimila a una obra o proyecto grande, costoso y poco productivo donde por lo general se pierden grandes cantidades del dinero del pueblo que sufridamente paga sus impuestos y ve como el estado dilapida los recursos en obras suntuosas innecesarias y casi nunca terminadas, fomentando la corrupción y el enriquecimiento ilícito de algunos cuantos.
Armenia no es la excepción de estos elefantes blancos, por eso, hago un llamado al señor alcalde y a los funcionarios de la administración municipal para que le pongan el ojo a estas obras costosas y perdidas en el tiempo que necesitan pronta revitalización; el primer año se perdió por situaciones inesperadas, es hora de retomar el desarrollo de la ciudad.
Empecemos por mencionar el famoso proyecto de El Centro Cultural la Estación, excelente propuesta de desarrollo que lleva más de 10 años de problemas, aunque algunas personas conocedoras del tema han planteado un camino expedito para realizar la obra y salir del pantanero que se ha generado tanto en el terreno como en los escritorios. La culminación de este proyecto generaría una gran mejora del sector y con ello tendría Armenia una cara amable para mostrar ahora que se habla de turismo cultural, corazón cuyabro y esparcimiento con normas de distanciamiento y bioseguridad.
Otro elefante blanco de la ciudad es el Parque de Recreación Popular ubicado en la vía al aeropuerto, gratos recuerdos tenemos de este centro cuando hace 50 años abrió las puertas y caminamos sus instalaciones disfrutando de los juegos mecánicos, las bicicletas acuáticas de pedal y hasta la piscina de olas que tuvo en su etapa final. El parque está abandonado y no se vislumbra solución aparente que reviva tan necesaria obra para la recreación y el disfrute de los cuyabros. Que buen ejemplo nos da Montenegro y otros municipios con su Parque de la Familia donde las gentes del pueblo van a disfrutar a muy bajo costo.
Siguiendo en la lista de los paquidermos estructurales, lugar especial ocupan las famosas 12 obras con recursos de valorización en la ciudad, grandes esperanzas nos hicimos cuando se lanzó el proyecto, algunos incautos pagamos de contado apoyando la iniciativa y lógicamente logrando el descuentico ofrecido; garrotazo en la cabeza nos dieron y hoy solo tenemos unas vallas desteñidas, varios alcaldes y funcionarios públicos permeados por la corrupción, acciones de cobros coactivos y la ciudad con mayores problemas de movilidad que los planteados en su momento. Esperamos que las ultimas noticias muy positivas mejoren el futuro de estas obras.
No se queda por fuera el famoso Centro Comercial Popular y la Placita Cuyabra, adefesio mostrenco donde se invirtieron grandes recursos de la ciudad y hoy solo sirve de recostadero de la drogadicción y escampadero de la informalidad en uno de los sectores más deprimidos de la capital.
Otro bien similar y donde igualmente se han invertido grandes recursos es la Central Minorista ubicada en el lote del antiguo batallón Cisneros, da tristeza ver como los recursos de los contribuyentes se dilapidan en obras anti funcionales y donde se condena a la quiebra a los pocos osados que allí se sostienen. La sede de la registraduría de la Cra. 14 con calle 9 igualmente esta en el olvido.
Mención especial merecen los colegios abandonados en la ciudad, los que otrora fueron centros de formación y pensamiento hoy lucen adornados por la manigua y el abandono oficial, el Colegio Rufino J. Cuervo sede sur que hoy luce abandonado a su suerte y sin esperanzas de revivir con la fogosidad de las juventudes cuyabras y el Colegio Nacional Jesús María Ocampo en la vía a Montenegro que irrespeta flagrantemente el nombre del fundador de la ciudad.
Pero tampoco dejemos por fuera la sede de la ESAP, un hueco vergonzoso para la ciudad y la institución como formadora de los futuros administradores de lo público o el vetusto edificio de la Caja Agraria abandonado en el centro de la ciudad.
Febrero de 2021