Por Fernando Jaramillo Botero
La ruta del departamento para salir al mundo y sus más de 200 países es la costa Pacífica, hace más de 140 años que Francisco Javier Cisneros inicio el tazado del Ferrocarril del Pacifico para conectar al Eje Cafetero con el mundo consumidor de café, hoy después de 120 años de haber fallecido el gran ingeniero cubano-estadounidense, el Quindio sigue mirando a un falso norte haciendo alianzas con Risaralda, Caldas y ahora con Tolima que en nada le sirven a la región, nuestros vecinos solo se aprovechan de la ingenuidad y de los amores con el pasado para utilizarnos como eslabón útil en sus leonescas aspiraciones.
El Quindio tiene el mar y las puertas abiertas al mundo a 220 kms de distancia, pero no vemos más allá del lindero y desconocemos el gran mercado y el futuro que hay detrás de esa línea imaginaria. Tenemos que seguir mirando a Buenaventura como nuestro aliado y al puerto como la gran ventana que soñó Cisneros y que fue enmarcada en arquitectura republicana en el hotel Estación que aun sobrevive a pesar de la crisis bonaverense.
Por muchos años fue el ferrocarril el cordón umbilical que nos conectó a otros mercados, desafortunadamente la miopía del estado, la corrupción administrativa y la voracidad sindical acabaron con este medio de transporte que por más de 180 años ha movido la carga y pasajeros por tierra en el mundo a unos costos inigualables. En Colombia, los ferrocarriles inician su declive a mediados del siglo XX cuando las elites norteamericanas y la banca multinacional del momento que ya dominaban al mundo recomiendan suspender los trazados de vías férreas en el país y migrar al transporte utilizando los camiones como su instrumento de movilidad. Hoy después de cometer esos errores imperdonables, no queda más que fortalecer las vías para las tractomulas o esperar otros cien años para tener una salida rápida al mar a través de un gran túnel que perfore la cordillera Occidental y nos comunique en línea recta por debajo de Trujillo, Calima y finalmente Buenaventura para llegar al puerto que moviliza más de la mitad del comercio internacional colombiano.
La actual vía al mar esta casi congelada y los dos últimos gobiernos no han dado continuidad al gran desarrollo de la doble calzada que se inició a principios de este siglo, daba gusto ver como los túneles y viaductos se tendían ante las más de cinco mil tractomulas que a diario transitan por esta vía llevando y trayendo materias primas y mercancías para la capital de la república y lógicamente el Quindío está en medio de esta dinámica internacional. Es necesario que nuestros gobernantes miren al Pacífico y se bajen de los embelecos con nuestros amigos del norte quienes siempre nos han visto como su patio trasero.
Otro gran potencial de Buenaventura y que se puede aprovechar en esta época de pandemia, son sus atractivos turísticos como las playas de La Bocana, Piangüita, Juanchaco, Ladrilleros, la tranquilidad de La Barra y la exótica reserva Juan de Dios en bahía Málaga; complementario a la oferta de sus playas, la gastronomía es exquisita y la amabilidad de sus gentes encanta e invita a volver y recomendar estos parajes tan naturales y biodiversos; igualmente sus ríos y piscinas naturales de aguas frías y cristalinas como San Cipriano, La Delfina o Los Tubos son paseo obligado de los bonaverenses y muchos vallecaucanos que tienen el mar muy cerca de sus casas. La exótica Buenaventura está a 220 kms de nuestro departamento y después de 4 horas de viaje y a muy bajo costo podemos disfrutar de la amabilidad de sus gentes y del sorprendente océano Pacífico. A pesar de la violencia en la ciudad y de las guerras internas entre pandillas y clanes, el puerto y el turismo siguen su marcha sobreponiéndose a estas adversidades.
Y ha propósito de Buenaventura, de julio a octubre llegan las ballenas Yubartas con su magia ancestral y sus juguetones ballenatos; bucear en el PNN Gorgona o en el Santuario de Fauna y Flora de Malpelo es algo inigualable. El turismo ha cambiado y nosotros debemos cambiar con él.
Abril 2021