Fernando Jaramillo Botero
Con frecuencia me preguntan los amigos, la familia, los periodistas, mis alumnos, ¿Qué es la QUINDIANIDAD? y yo respondo, es conocer nuestros ancestros y el pasado, valorarlos, defenderlos y replicarlos para que no se extravíen en la inmensidad del universo, hoy que estamos sumidos en la globalización y hablamos de viajes turísticos al espacio sideral, con mayor razón debemos conocer los elementos que hacen parte del territorio raizal. Entre otras las celebraciones tradicionales de nuestros padres y abuelos: el paseo de olla al rio, las festividades decembrinas con matada de marrano y quema de pólvora, los juegos tradicionales como el trompo, el yo-yo, elevar la cometa o tirar la moneda a los cinco huecos.
Los paseos a la finca en el jeep Willys y al regreso traer plátanos, bananos, naranjas y otros frutales para el consumo del hogar y repartir a los familiares. La natilla de maíz, los buñuelos de los tres quesos, el dulce de brevas caladas en panela, la papaya melada ah…. y lo más curioso era llevar todas estas viandas a los parientes, que tareíta la que nos tocaba a los chinos de esa época, algunos decían que la natilla era tan maluca que la hacían y la regalaban. Particularmente me encantan todas esas viandas, las hacemos con frecuencia y todavía le llevamos a los parientes.
Los tamales de triple carne envueltos en hoja de plátano soasada o en hoja de congo, largas jornadas recuerdo cortado las hojas de plátano grandes y sanas para luego hacer una fogata en la platanera usando las hojas secas y allí mismo soasarlas y recortarlas evitando traer todos los bagazos y la vena central de las hojas a la casa, solo se traían los paños de hoja de plátano bien doblados y que no estuvieran rajados, hoy vemos los tamales enrollados en papel aluminio.
El pesebre y las novenas decembrinas y los dulces o refrigerios en cada casa no podían faltar en nuestros hogares, en diciembre pasado muchas de las novenas se hicieron por herramientas virtuales, afortunadamente esa tecnología ya estaba inventada y nos permite estar en contacto con todo el mundo. El árbol de navidad hecho en un palo seco de guayabo o en un chamizo rebuscado en el monte, la decoración se hacía con motas de algodón o papel brillante, muchos años después entendí porque la navidad se representa con el blanco de la nieve del norte.
Las fiestas de la Virgen del Carmen tienen gran acogida en los municipios del Eje Cafetero, cada gremio realiza la novena y celebra uno de los 9 días anteriores, organiza el desfile y es el encargado de quemar la pólvora y coordinar toda la actividad; la fiesta a San Isidro Labrador muy tradicional en los campesinos quienes donan productos agropecuarios a la iglesia y piden para que mejore el clima y obtener buenas cosechas. Los velorios también tienen su ritual y es que después de llevado el cadáver al sitio de velación en muchas ocasiones sellan al ataúd para que los familiares no lo vean y conserven del fallecido los mejores recuerdos, en muchos casos circula el aguardiente acompañado de tinto.
Los matrimonios donde al salir de la iglesia arrojan arroz a los recién casados para desearles bienestar y larga vida en pareja son muy tradicionales, lástima que la pandemia nos tiene limitados y sometidos por un enemigo microscópico y muchas de estas celebraciones folclóricas no se pueden realizar.
La decoración de toda la casa navideña era una tarea de algunos parientes, desde el tapete de la entrada hasta la vajilla tenía motivos navideños.
El mundo va cambiando, pero no podemos perder la QUINDIANIDAD
Noviembre de 2021