Por Fernando Jaramillo Botero
No, no es el día de las velitas, es el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María declarado por el Papa Pío IX en la Bula Papal Ineffabilis Deus (en latín, ‘Inefable Dios’) como el dogma de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María y promulgada el 8 de diciembre de 1854 para celebrarse en todo el mundo católico, en esta ley papal, el popular “Papa Pio Nono” pide al mundo celebrar con luces, velas y faroles para magnificar que María concibió a su hijo blanca, limpia y pura del pecado original; el mercantilismo y la ligereza del mundo moderno dice celebrar el día de las velitas o el alumbrado u otros calificativos, por ello, debemos rescatar la esencia del festivo no trasladable y festejar con respeto estas fechas católicas.
Lógicamente, la tecnología actual y el modernismo ofrece infinidad de luces, velas y faroles para enaltecer las festividades, pero no se debe dejar por fuera que lo esencial de esta celebración es el homenaje a la Virgen María, recordemos que en Colombia se tiene más de un 90 % de población católica, igualmente, existe una gran representación en el país de centros educativos están regidos por esta doctrina religiosa, incluso la educación pública en Colombia fue trazada hace más de 200 años por la iglesia católica.
La decoración en Armenia y en varios de los municipios donde se realizó una cuantiosa inversión que afortunadamente generó muchos empleos en la capital, responde a un clamor de embellecer la ciudad que estaba en deuda pues los últimos años la decoración había sido muy pobre pero carece del sentimiento religioso que debe primar en esta fecha y en el inicio de la navidad, es como hacer una aguapanela sin panela.
Rescatable el acogimiento de la campaña que he propuesto por años, que rescata el Corazón Cuyabro en el sentimiento de los armenios y que hoy tiene frutos, solo nos falta una escultura a la cuyabra para que conozcamos su origen y su significado y que cuando los foráneos nos pregunten qué es eso de cuyabros tengamos la capacidad de hablar de nuestra identidad y del origen de este popular vocablo.
Igualmente importante difundir entre los funcionarios de la alcaldía, entre los taxistas, la policía de turismo el significado de la campaña, la importancia de este término y que cada uno de los armenios conozca que la cuyabra es una planta enredadera prima de las ahuyamas pero no comestible, es una Lagenaria siceraria de la familia de las Cucurbitaceas cuyos frutos muy abundantes en la época de la fundación del poblado se usaban como recipientes para beber la chicha de maiz, guardar la sal o llevar la bogadera al lote de trabajo. Hoy sus calabazas son usadas en decoración de interiores y con ellas se hacen maravillas que enaltecen negocios y casas de algunos armenios que valoran esta fruta de gran significado en la historia de la ciudad pero tan desconocida por nuestros habitantes; recientemente doné una plántula al Jardín Botánico del Quindío para que en este paraíso de la biodiversidad también se exhiba con orgullo la cuyabra y que quienes visiten el jardín se lleven el recuerdo y la buena impresión de las cuyabras.
El término es muy usado en Armenia, vemos los famosos aborrajados cuyabros, muchos negocios usan el término y la planta de Estructuras Coyabra ha marcado varias décadas en la clase empresarial del departamento.
Pero no nos desviemos del motivo navideño; señor alcalde, le faltó al alumbrado la imagen reluciente de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, aún estamos a tiempo.
Diciembre de 2021