FUEGO EN EL PLANETA

10 noviembre 2021 10:37 pm

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Por Álvaro Ayala Tamayo

Acaba de finalizar otra cumbre sobre el cambio climático y la única conclusión es que todo sigue peor. Algunos personajes son los mismos y otros nuevos, pero nada cambia en favor de mitigar los gases de efecto invernadero. Tal vez lo nuevo es que ya no está Trump para echarle la culpa de todo. Los que sí tienen culpas son los 400 jefes de estado que llegaron en aviones privados repartiendo contaminación sin misericordia. Hubo más Jets que ideas.

Nunca en la historia de la humanidad las plantas carboníferas de China han (contaminado), trabajado tanto como hoy. Se mueven a todo vapor porque les viene un invierno terrible y petróleo muy caro. Los presidentes de China; Xi Jinping, México; Andrés Manuel López Obrador y Rusia; Vladimir Putin, no asistieron al COP26 porque ellos también son autores intelectuales y materiales de la gran contaminación global, aunque saben que dichos eventos no solucionan nada. Tontos no son para ir a perder el tiempo y verse las caras con personas que no se quieren.

El presidente XI Jinping no sale de su país desde enero de 2020, por temor contagiarse de COVID y llevarlo a Pekín. También porque anda buscando su reelección en medio de la crisis de suministros que golpea al mundo. A la cumbre fueron un poco de carretudos y mentirosos para que les tomen la foto oficial como si fueran los Grammy. Luego, regresan a sus países a seguir echando humo e informar que la reunión fue muy importante porque se fijaron pautas y estrategias para reducir la temperatura del planeta. Nos creen giles, hubo propuestas para 2030 y 2070. Nada para ya.

El mar está caliente y por ese motivo las tormentas fácilmente se convierten en huracanes. De promesas están llenas las alcancías. El acuerdo climático de París es una farsa. Allí están sentados los peores contaminadores, quemadores de carbón y los fabricantes de vehículos que con sus motores de combustión tienen sofocadas las calles del mundo. Mientras los carros queman combustibles fósiles, la aviación se encarga de hacerlo en las nubes.

¿Qué pensará esa jovencita europea de nombre Greta, quien hasta hace un año decía que el culpable de todos los males era el señor Donald Trump? El calentamiento global es un tema demasiado grave para achacárselo a personas que no nos gustan o a las que odiamos. Los líderes que se pongan las botas en favor de tan noble causa deben vestirse con traje de bombero y no de pirómano. Hoy contamina y echa humo el de izquierda, derecha o centro. El republicano y el demócrata. El religioso y el ateo. El empresario y el consumidor. El negro, el blanco, el mestizo, el indígena, el asiático y el indio. El marihuanero, el aspirador de cocaína y los que no ejercen ninguna de estas dos profesiones. Al Amazonas lo tienen acabado los marimberos y cocaleros, pero son tan cínicos que hacen marchas y huelgas para reclamar protección del pulmón del mundo. Los ganaderos son iguales de cacas.

Si deseamos encontrar un camino que conduzca a soluciones comencemos por aceptar nuestras culpas y motu proprio modificar nuestras conductas contaminadoras. De lo contrario, seguiremos soportando inviernos con apocalípticas inundaciones y veranos con temperaturas superiores a 50 grados. En este punto demostramos un nivel de ignorancia e insensibilidad lamentables. No pensamos en las animales víctimas de nuestra irresponsabilidad. Estamos exterminando las hormigas, abejas, lombrices, serpientes, cucarrones, gusanos, mariposas, etc. Las luces de las alarmas pasaron de amarillo a rojo porque hasta las luciérnagas se están apagando. Cuando las fulminemos no habrá luz que nos alumbre. Igual sucede con la deforestación. No hemos entendido que los árboles son las habitaciones para dormir, poner sus huevos y descansar de las aves.

Si continuamos en este círculo vicioso nos veremos en la próxima inundación o el siguiente verano sin agua. Solo cuando el pozo está seco, apreciamos el valor del agua decía Don Benjamín Franklyn. Muy pronto a las personas les tocará salir con mascarillas purificadoras de aire. Si estas de algodón contra el COVID son fastidiosas, ya imaginarán las de fibra. A Glasgow fueron muchos, pero sin manguera ni extintor. No solo se te quemó la casa, Marcela. También el planeta.

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