Álvaro Ayala Tamayo
Si el presidente Gustavo Petro baja a cero la inflación y acaba con el desempleo, le dicen que es un truco de inteligencia artificial.
Tiene crisis de gobernabilidad y credibilidad, asuntos que solamente se superan, en parte, cambiando a sus ministros y bajándole a los trinos.
La única maroma que tiene bajo la manga para desviar los focos es tener un nuevo equipo de gobierno.
No hay traumatismos porque ningún ministro le ha salido bueno. Ni el de hacienda, José Antonio Ocampo, a quien señalan de ser el menos peor. El remezón de hace un mes de nada sirvió.
Si tuviera perro en Casa de Nariño no le movería la cola ni con una libra de hueso.
Estamos en un gobierno rocoso y áspero. Debe entender el señor presidente que, es necesaria una empatía con la gente, los industriales y empresarios. Son ellos los que generan empleo productivo y de crecimiento.
Ha pagado cara la novatada. Con bodegas de tuiteros se hace bulla, bullying, pero no se gobierna con acierto. Redes sociales no se echan a la olla del sancocho.
El primer código no escrito de una administración es dar buen ejemplo. Despilfarrar recursos públicos indigna a todos.
Es muy estresante que el jefe del gobierno se mantenga en peleas contra todos. Al final, hasta sus seguidores terminarán agotados.
Uno de los males modernos tiene que ver con la salud mental de las personas. Jóvenes y adultos, hombres y mujeres viven entre un torbellino siquiátrico porque la incertidumbre del futuro no pinta nada bueno.
Cuando un presidente inicia sus 4 años de gobierno sabe que sale canoso o calvo. El doctor Petro elegirá cuál de los 2 prefiere.
La izquierda, la derecha, el centro o cualquier otra ideología tienen un factor universal que los rige: la economía.
El que luche contra los mercados fallecerá en el intento. Es imposible enfrentarlos. Las bolsas del mundo les dan duras lecciones a quienes las contradicen. Un gobernante práctico lee el mercado de valores, antes que los periódicos y noticieros de radio y televisión.
Los indicadores económicos marcan la hoja de ruta de los estados, las naciones y los gobiernos. Tienen las fuerzas combinadas de un huracán y un tsunami.
Es arriesgado intentar tantas reformas en un solo año porque la coalición es frágil por insaciable y codiciosa.
Llenos de problemas y un gobierno que trina 24 horas no parece una fórmula saludable.
Hay que cambiar de método. Hasta un ser mezquino como la de los 70 mil millones se cree con derecho a contestar. La cínica Abudinen considera que está reencauchada hablando mal de este gobierno.
