Erika y su feminicida

25 mayo 2023 2:43 am

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En el mundo animal las bestias no matan a su hembra. Por lo tanto, decir que el feminicida de Erika era un animal salvaje es una apreciación equivocada. Algo desacoplado en esta ecuación es que la seguridad de las mujeres amenazadas se ha dejado a los hombres.  Delegar esa vital función al género masculino es comenzar perdiendo.

Desde hace miles de años los hombres nos apropiamos de todas las actividades relacionadas con la seguridad y la historia demuestra que, entre más días, mayor inseguridad. Otra prueba es la mujer asesinada dentro de una cárcel a Boyacá.  El reclusorio es del Estado, y, ni allí, un lugar reducido, protegido y vigilado estaba segura la visitante. Otra falla del Inpec y no pasa nada. Son más peligrosos los guardianes que los internos, pero, están sindicalizados. Es decir: son intocables.

Solo un humano de la estirpe de semejante sujeto es capaz de cometer tal atrocidad. Acabó con Erika, su hijo y con las dos familias. Por economía procesal, para no mandarlo a una cárcel a engordar por cuenta del erario, afortunadamente se quitó la vida. Su cuerpo no sirve ni para que los científicos lo estudien.

En el mundo cotidiano no se puede entender la conducta agresiva del individuo que dice amar a una mujer y la asesina. Pero sucede con mucha frecuencia. Además, el dolo y la premeditación. El tipo elige una fecha tan especial, como el día de la madre para causar más impacto.

¿Qué hay en la mente del asesino?

Se nota que el sujeto estaba buscando la oportunidad para cometer el crimen. Planificó el momento oportuno y ejecutó su malévolo plan. Es indudable que Erika estaba desprotegida, pero los hechos dicen que el individuo solo tenía en su plan de vida, la muerte violenta y escandalosa como alternativa.

Estamos fallando como sociedad y no hacemos nada para evitarlo. Tomar licor en todas las celebraciones, consumir drogas y andar armado, son las nuevas normalidades. Ya veremos hacia nos conducen estos nuevos modelos de sociedad, no de vida.

En Colombia hay miles de Erikas.

 

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