Álvaro Ayala Tamayo
Cada fiscal General manda en su periodo de cuatro años. El próximo 13 de febrero, el doctor Francisco Barbosa obtendrá el título de exfiscal General de la Nación. Su cargo es como el yogurt de las neveras en los supermercados, tiene fecha de vencimiento.
La Corte Suprema de Justicia sabe que es un periodo constitucional. Desde el primer fiscal general, Gustavo de Greiff Restrepo, ninguno ha durado en el cargo más de cuatro años.
La única anomalía fue cuando en el gobierno del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, el capo de capos, Francisco Ricaurte, presidente de la Corte Suprema de Justicia, se amotinó en la Catedral Primada para intentar nombrar en el ente investigador a un miembro de su banda criminal. La justicia se encargó de poner en su sitio a ese emblemático miembro del Cartel de la Toga. Sigue preso en la cárcel La Picota de Bogotá.
Su reconocido socio, prófugo de la justicia colombiana, Leónidas Bustos, disfruta hoy de su millonaria fortuna ilegal en Canadá. Vive a cuerpo de rey, sin que nadie lo perturbe. Lo visitan mucho desde Colombia y es un magnífico anfitrión, aseguran quienes le han llegado.
Ahora que volvió la moda de pedir libertades, desconocemos si Ricaurte tiene en su agenda tal propósito.
El doctor Barbosa rompió el molde. No salió de vacaciones anticipadamente, dejando encargada a su vicefiscal Mancera. Lo que sabemos de la actual Corte Suprema de Justicia, es que tiene como prioridad cumplir los tiempos establecidos. Es un cuerpo de magistrados renovados. Sin los vicios y mañas de vergonzosas épocas pasadas.
La popularidad del doctor Barbosa deriva de su cargo. Es objeto de entrevistas diarias porque siempre da noticia y no se le queda callado al presidente Gustavo Petro Urrego. Lo encara y le demostró que no es su jefe. Hizo respetar la independencia judicial y la separación de poderes.
Hasta ahí todo bien. En la calle el próximo 13 de febrero será a otro precio. Recordemos el triste episodio del exfiscal general Alfonso Valdivieso Sarmiento. Salió a buscar la Presidencia de la República y no alcanzó una docena de votos. Hizo el ridículo.
Nadie consigue votos metiendo gente a la cárcel. Gran parte de dichos presos son caciques políticos y jefes de clanes de barrio.
Si el doctor Francisco Barbosa considera empatar con carrera política, los pitonisos le auguran debacle. Los primeros que dejan de entrevistarlo son los medios de comunicación porque ellos tienen su propio corazoncito.
Así que doctor Barbosa: zapatero a sus códigos. A seguir litigando después de cumplir la inhabilidad. No arriesgue y abra una buena oficina, que clientes no le faltarán.
Tampoco se vaya a desprestigiar aceptando un cargo diplomático. Corre el riesgo que sorpresivamente en un fin de semana el vinagre Álvaro Leyva Durán, lo destituya, para desquitarse y vengarse. No olvide que la peor mala persona del gobierno Petro, es el vomitivo canciller. Aún dice que Colombia solo se salvará cuando lo elijan presidente. Es un mamerto de derecha y oligarca zurdo. Un híbrido resentido. Como diría Serpa: ni chicha ni limoná. Pero siempre amargo.