Hagamos un trío

11 abril 2024 3:31 am

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Álvaro Ayala

Hugo Chávez destruyó la economía venezolana, Nicolás Maduro se la robó y Diosdado Cabello la disfruta.  Ese es el resumen de la nefasta administración del castrochavismo durante su dictadura que todos los días avanza hacia atrás.

Lo más triste, es la complicidad del vecindario que comienza en EEUU y termina en Brasil, pasando por Colombia. La farsa de elecciones montada para el próximo 28 de Julio es la oportunidad buscada por el dictador Maduro para darle un viso de legalismo a la perpetuidad de su tiranía. De ahí nadie lo sacará y la riqueza que aún queda también la saqueará.

El tipo se deleita con el poder y su círculo cercano disfruta lo esquilmado. Solo existe una manera de sacarlo. Cuando alguien de su entorno lo traicione. Asunto muy difícil porque allá todos roban y para todos hay. Menos para el bravo pueblo.

A la gente la convirtieron en esclava de la inflación y por estar buscando la manera de esquivar ese gran jinete de la economía no le queda tiempo para pensar en algo diferente. El hambre no da oportunidades porque no hay energías.

El centro de gravedad, Nicolás Maduro lo montó sobre un plan que le ha salido a la perfección. La libertad del llamado grupo criminal tren de Aragua. Les abrió las puertas de las cárceles a cambio de abandonar el país. Todo ha salido de acuerdo con el guion.

Conocedores de los fenómenos sociales ya hablan que dicho grupo delincuencial ha creado un nicho dentro de la convulsionada economía venezolana. Las remesas que envían a su país, producto de sus actividades ilegales, contribuyen a oxigenar el sistema financiero y su cadena. Al final se ha tornado un renglón más de la economía y en Venezuela todo vale. Entre más ilícito, mejor y bienvenido. Se delinque en América y España, principalmente, y se guarda en Caracas.

Igual sucede con otros entornos. Por ejemplo, la prostitución. Masculina y femenina. Distribuidos y distribuidas por todo el continente, y también desde su base europea, España, se han acumulado de manera tal, que ya les da para enviar ganancias a sus familiares en Venezuela. 

El fenómeno migratorio también involucra a los venezolanos calificados y educados que han tenido que evacuar. Ahí radica el gran problema. Ellos son los que forman industria y generan empleos de calidad. Para ese importante grupo de exiliados no existen oportunidades. Desde los lugares más recónditos lloran a su patria y sueñan con volver algún día. No será después del próximo 28 de julio, porque el dictador Maduro, incluso, seleccionó a sus rivales para la farsa electoral.

Tiene otra gran ventaja, goza de muy buena salud. Al tipo no le entran lo años. Regordete y cachetudo lo vemos todos los días disparando discursos y contestatario. Hay tirano para rato.

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