¿Le ha pasado a usted apreciado lector, bajarse del ascensor del hotel en donde está alojado, llave en mano, tratar de abrir la habitación sin suerte y al cabo de unos segundos encontrarse con que está tratando de abrir la habitación 711 con la llave de su habitación, la 811?
Cuatro parejas, de mediana edad, procedentes de Canadá se registraron en uno de los hoteles en donde trabajé y acordaron reunirse todos en 30 minutos en la playa del hotel para pasar el resto de la tarde al lado del mar disfrutando las piñas coladas y las cervezas. Cenaron, siguieron la rumba hasta bien entrada la noche; se pasaron de tragos al punto tal que una de las atractivas esposas decidió irse a dormir a su habitación, para este caso digamos que es la habitación 711,la dama del cuento una vez cerró la puerta de la habitación se deshizo de toda su ropa y desnuda cual Eva en el Paraíso se acostó en su amplia cama king size, quedando profundamente dormida en el acto.
La fiesta continuó en el bar del hotel y un largo rato después, uno de los caballeros de esta historia, decide, en medio de su cansancio, tomar el camino hacia su habitación asignada, la 811; toma el ascensor y este, por alguna razón desconocida para en el séptimo piso, el huésped, llave en mano en modo autómata creyendo estar al frente de la puerta de su habitación, introduce la llave y… ¡oh sorpresa! la puerta cede enfrentándose de frente con la oscuridad del cuarto; de inmediato, se desprende de su ropa y raudo y veloz se mete en la cama con el firme propósito de dormir su bien alimentado cansancio. Al cabo de un rato se percata que no está solo en cama, se imagina que su esposa se le ha adelantado en el propósito de dormir. La dama a su lado, ávida de terminar la noche como es debido, se le insinúa a sucompañero de cama siempre pensando que es su esposo, este a la única conclusión que llega es que su esposa, algún brebaje ha ingerido que la ha puesto tan fogosa.
Al cabo de un rato, final feliz, el caballero se levanta de la cama para ir al baño y es allí en donde se percata que está en el lugar equivocado, esto es, en un cuarto que no es el suyo. Sin atreverse a despertar a la hermosa dama, se cala sus interiores, recoge el resto de su ropa con zapatos incluidos, sale de la habitación se viste a toda prisa y decide, esta vez asegurarse que va a entrar a su habitación, la consabida 811. Al rato siente que llega su compañera de cuarto, esta vez, su esposa, quien exhausta por la noche loca, de copas, se aligera de ropa y cae en cama como piedra en el rio.
Conclusión: Hasta el día de hoy ya pasados los años, ninguno de los involucrados en esta jocosa situación, –una de esas tantas que suceden en los hoteles— excepto el Don Juan de marras, ni remotamente se imaginan lo que pasó aquella noche de copas. Es más, el huésped de la 811 debido a la oscuridad ni siquiera le vio la cara a su compañera de aventura. La hermosa huésped de la 711 hasta el día de hoy piensa que fue su verdadero esposo el proveedor de tanto placer esta fabulosa noche.
Entiendo que las 4 parejas continúan viajando juntos a diferentes paraísos del mundo, el de la 811 continúa tratando para que en otro de estos viajes algo igual pueda pasar. Amanecerá y veremos
Como podrán darse cuenta mis apreciados lectores esta profesión que me ha llevado por tantas partes genera situaciones jocosas; esta es solo una de ellas.