NUESTRA NATURALEZA HERIDA

8 agosto 2021 11:53 pm
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Por Iván Restrepo

Para muchos de los que habitamos este privilegiado terruño desde épocas inmemoriales la vista del ramal de la cordillera Central con piedemonte en los municipios cordilleranos (Salento, Calarcá, Córdoba, Pijao, Buenavista, Génova, Caicedonia y Sevilla) siempre la percibimos matizada de cuantos verdes sea posible combinar, como si fuese la paleta de colores del pintor.

Desde la época en que se iniciaron los trabajos de la inconclusa mega obra del paso de la cordillera, ese paisaje verde comenzó a verse salpicado de tonalidades grises y de color tierra que no son más que las heridas que la obra le ha causado, heridas que, a medida que las vemos desde mas lejos, más se acentúan. Desde mi regreso al Quindío, luego de haberle puesto largos años a mi vida alejado de este verde, tome la decisión de vivir rural, en un idílico paraje que de Calarcá conduce a Barcelona. La vista de la cordillera desde mi casa es única, comenzando por el Cerro el Castillo, Peñas Blancas, Planadas Alto, Alto del Oso y El Campanario (cuando las nubes lo permiten) se han robado el cariño desde mi época de niño/adolescente, cuando en compañía del parche liderado por Néstor Jaime Ocampo nos dábamos el lujo de perdernos por caminos salpicados de verde, sin peajes amañados ni cercas de alambres de púas o señales de NO PASE.

Hoy, desde donde se la mire, a la cordillera, además de las heridas grises aledañas a la carretera, deja ver extensos cultivos cubiertos con plástico haciéndole juego a los platanales, cuyos frutos exhiben la bolsa del mismo material en tonalidades verdes y azules. Últimamente no es difícil observar el incremento de otra tonalidad: extensas zonas de un color tierra, casi todas a la misma altura. Desde mi casa alcanzo a verlas, comenzando justo después de Peñas Blancas hacia el sur. Son estos los terrenos en donde, según entiendo, se están llevando a cabo los extensos cultivos del controvertido aguacate Hass – El cual debe su nombre a uno de los pioneros en la siembra del mismo, Rudolph Hass, en un huerto en La Habra, California en 1926–. Entiendo que este cultivo necesita de grandes cantidades de agua y además, al requerir ser sembrado a grandes alturas, genera una alta contaminación ya que los químicos utilizados son arrastrados aguas abajo de las vertientes, generando contaminación a las aguas que van luego a afectar los cultivos de café, plátano, yuca y pan coger.

Esta y otras razones podrían dar al traste con la declaratoria del PCCC, razón por la cual es menester que los entes rectores del quehacer regional que tienen que ver con estos temas tomen decisiones de una vez por todas. Me uno a todos aquellos que siempre estamos ansiosos de legar un mejor futuro para aquellos que nos siguen. Es hora que nuestras nuevas generaciones vayan tomando cartas en el asunto y precisamente ahora que estamos empezando a escuchar tambores anunciando elecciones parlamentarias, hay que elegir con criterio y siempre tener en cuenta todos los asuntos pertinentes al medio ambiente, la sostenibilidad, sustentabilidad y buenas prácticas.

El turismo rural bien encaminado, procurando conservar el entorno lo más natural que se pueda, es un imperativo de nosotros como destino del siempre verde, y ni que decir de lo que se está dando en el Valle de Cocora, en donde, en procura de unos pesos de mas, están saturando el paisaje con “Tomaderos de Selfies” de todas las formas, aupados por los llamados influenciadores y youtubers que invitan a la gente a recorrer estos parajes. Estas prácticas muy a mi parecer están reforzando el turismo masivo y por ende alejando a ese turismo no masivo que desea lo natural, lo bello, sin tener que recurrir a tomarse una Selfie con el fondo de nuestras palmas de cera.

Hasta la próxima,

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