Iván Restrepo
En días pasados causó alto impacto una crónica escrita por la Bióloga Brigitte Baptiste sobre el estado actual del turismo en el Quindío en época de alta temporada; es importante hacer la aclaración “en alta temporada” porque esta situación que menciona Brigitte no se da en la temporada baja, que recordemos muy bien, es el 80% del año calendario. Como suele suceder en nuestro medio, pareciera que se hace necesario escuchar y leer las opiniones de personajes foráneos, altamente mediáticos como la bióloga Baptiste para que nos rasguemos las vestiduras y empecemos a pensar para donde vamos a coger, no obstante, algunos de nosotros en el medio local llevemos años y años hablando lo mismo, proponiendo soluciones en bandeja para que nuestros legisladores y actores del turismo regional tomen acciones al respecto.
Cartagena, nuestro destino “de mostrar” tiene mucho que enseñarnos en lo que respecta al manejo de las temporadas vacacionales que a la postre vienen a ser las mismas para todo el entorno nacional, determinadas por las fechas de las vacaciones escolares. Desde años ha, me he dedicado al estudio de las estacionalidades aplicadas al turismo; en todos los destinos encuentro un común denominador: LA VARIACIÓN DE LOS PRECIOS DE LOS ARTICULOS Y SERVICIOS que se ofrecen a los visitantes y turistas.
Como bien lo reza el decir de la calle: “Cada quien sabe hasta donde lo arropa su cobija”, en el pasado, he comentado que un hotel en Cartagena de estrato 3 puede cobrar en las temporadas altas hasta 3 veces el valor de la baja, los precios los determina la oferta y la demanda del sector, lo mismo sucede con otros destinos con los cuales he estado involucrado además de Cartagena: Isla Margarita y Puerto la Cruz en Venezuela, Punta del Este en Uruguay, Puerto Plata en República Dominicana para nombrar algunos; como estos, hay muchísimos más en donde las temporadas están altamente demarcadas. En muchos casos la estacionalidad no está tan marcada pues es tal la demanda del destino que bien pueden manejarse con una sola tarifa, eso si de precios altos para unos mercados únicos en donde los precios definitivamente no son para nosotros.
Volviendo al Quindío, bien podemos tener unos precios para ese 20 % de la alta temporada, en donde un consumo medio en un restaurante que en temporada baja facture $30.000 por cubierto, sea de $60.000- $70.000; para un turista internacional sin distingos de estrato estos precios son ridículos, un alojamiento de este mismo nivel que cobra una media de $200.000 por habitación para dos pax, con desayuno incluido, bien puede subirse a $400.000, los precios de los tours, transportes locales etc., lo mismo, con diferencia en los precios.
Observemos que esta misma estrategia se da para el costo del transporte aéreo, no así los buses de transporte intermunicipal que bien podrían hacer lo mismo. Con todo esto lo que sugiero es que segmentemos en base a precios y abramos el resto del calendario, ese 80% para que los que, como yo, que no podemos viajar en alta temporada, podamos hacerlo con las grandes ventajas, todas ellas dignas de promocionar: atención en los restaurantes y otros, sin colas, el acceso a los destinos mucho más expedito, las calles de nuestros pueblos libres de esas romerías que tanto afean los pueblos,
Si logramos llevar a cabo unas acciones basados en estar premisas, les aseguro, vamos a lograr dos objetivos:
- Procurar sacarle un mayor provecho a los turistas y visitantes de las Altas Temporadas
- Desviar a una gran masa de turistas y visitantes que bien pueden viajes en Baja Temporada haciéndoles caer en cuenta que es mas atractivo viajar en la Baja.
Un lema de campaña de destino puede ser:
APROVECHE LAS REBAJAS DE LA BAJA…TEMPORADA
Para mi amigo y colega que en días pasados me hizo la observación de la limitación del destino para algunos turistas y visitantes, espero que este mensaje sea la respuesta esperada, recomiendo a todos estudiar todo lo relacionado a: YIELD MANAGEMENT o REVENUE MANAGEMENT
Procuremos que el turismo masivo sea cosa del pasado.
Hasta la próxima.