Un viaje que por itinerario iba a tomar un día, se transformó en uno de dos y con una alta posibilidad de volverse de tres. Madrugada del pasado miércoles 17 de mayo, 4:30 am en Armenia, para tomar el primer vuelo Avianca a Bogotá. Definitivamente, eso de hacer el web check-in es una gran ventaja para quienes ya nos acostumbramos a viajar con la “carga aligerada”, al poder pasar directo del taxi a la sala de espera. Lejos quedaron los días en que solía viajar hasta con 3 maletas por las cuales la aerolínea no cobraba. Hoy he visto casos en que una maleta puede resultar mas costosa que el pasaje mismo. Muchas aerolíneas han encontrado en el cargo por servicios adicionales una forma de generar ingresos extras para sus maltrechas operaciones, y más en un país como el nuestro en el que en cosa de quince días dos aerolíneas salieron de circulación, dejando a sus usuarios mirando para el techo y sin esperanzas de logran devolución alguna.
Pues bien, voy a resumir en pocas palabras lo que es un vuelo con muchos altibajos, siendo los bajos más que los altos. Primero, en el pre check – in no le di mayor importancia a la silla asignada, para este caso la 32D, hasta que llegué físicamente al avión. Resulta que esta silla corresponde a la última fila al lado de la ventanilla en las demás, porque da la casualidad que en esta fila no hay ventanilla. Me dio por hacer un recuento mental de mis pasados vuelos y encuentro que en uno de ellos, del mes anterior la silla asignada fue la misma 32D. Les confieso, me sentí como el niño en la escuela, regañado en un rincón del salón y con el sombrero ese alto, en forma de cono, tal y como lo pintan las historias. No se imaginan la ansiedad que me generó ver al resto de los pasajeros agolpados en las ventanillas viendo los fastuosos paisajes de la cordillera que se pueden disfrutar en ese corto vuelo de 25 minutos a Bogotá y yo, mirando para la pared del avión. Amigo pasajero, recuerde que la mayoría de las aerolíneas asignan un asiento X; y si no le gusta y lo quiere cambiar alístese a desembolsar mas dinero, como está sucediendo con otros productos y servicios agregados por los cuales hay que pagar: alimentos y bebidas, una cobija, una maleta extra, VIP lounge, cambio de vuelo, cancelación, abordaje prioritario (se conoce como el cargo por saltarse la fila), equipaje de cabina y la lista sigue y sigue.
Desde que algunas aerolíneas implementaron el modelo de viajar por categorías, estoy ajustándome a la categoría XS, esto es, solo tengo derecho a viajar con una mochila regular. He aprendido a viajar con lo estrictamente necesario: Un portátil y sus accesorios, dos mudas, un mini neceser con lo básico: cepillo de dientes crema dental, hilo dental, los remedios ajustados a los días del viaje, desodorante, gotas para los ojos y más ná. No es difícil viajar de esta forma y según los entendidos, es mucho lo que uno gana y disfruta viajando ligero o “light”. La categoría siguiente, la S, permite al pasajero llevar consigo en cabina una maleta pequeña, esa que en el argot de viajes suelen llamar “Carry On”, la cual tiene que caber en el dispositivo dispuesto justo al lado del mostrador de abordaje. Si no cumple con estas medidas, chao “Carry On”, eres una maleta regular, por lo tanto, cargo adicional y viajas al lado del equipaje normal.
Esta crónica continuará en mi próxima columna, con más vuelos y más experiencias que van a servirte para esa añorada y tan esperada experiencia de viaje.