Iván Restrepo
De unos cuantos años hacia acá, el Quindío se ha venido fortaleciendo enormemente en lo que atañe a la oferta gastronómica, todo esto, para el beneficio de los que acá residimos y con más veras para quienes nos visitan tanto colombianos como los de allende nuestras fronteras. Por razones de mi profesión, el hotelería y el turismo, he trasegado por el universo de los peroles y los cubiertos en muchos destinos y algo se me ha pegado.
Es gratificante saber que ya no tenemos que desplazarnos fuera de nuestra región para poder degustar deliciosos platos de la comida oriental, peruana, mexicana, italiana, árabe y –la lista continúa–, sin dejar de paso la comida típica colombiana y regional la cual, a propósito, suele ser la más demandada por turistas y visitantes que eligen el destino Quindío para pasar unos días entre nosotros.
El peso de la gastronomía en el acontecer turístico doquiera que sea el destino, nacional o internacional, es de una magnitud tal, que en muchas ocasiones suele elegirse un destino sobre otros por este valor agregado; he tenido la oportunidad de interactuar con turistas que ya vienen con el chip programado para sus comidas, como aquel turista italiano con quien me encontré cierto día, sacó de su bolsillo una lista en donde tenía apuntado lo de comer y no solo eso, dónde y hasta con los nombres de los restaurantes para cada modalidad de comida: la infaltable lechona, los chorizos santa rósanos, la morcilla, el sancocho, el sudao montañero trifásico y la reina de la zona: la bandeja paisa y qué decir de las empanadas con ají.
Quiero hacer énfasis en que la elección de un restaurante por sobre otros, aparte de lo de comer está en la presentación, el modelo de servicio, la arquitectura, la decoración y la ubicación entre otros; todo lo anterior tiene un enorme peso que justifica el precio a cobrar por su menú/oferta; en ocasiones he escuchado a amigos que me comentan que no entienden porqué un restaurante cobra mas que otro por un plato similar si los insumos valen lo mismo para todos; es acá en donde es necesario diferenciar precisamente tomando como base todos los elementos mencionados anteriormente.
Invito a todos los colegas “Restauranteros” a enfocarse en hacer de ese momento crucial –cuando están atendiendo a un cliente— toda una experiencia que se quede enquistada en su mente, para que no solamente la repita una y mil veces, sino que la comparta con los suyos; independiente de lo que valga, ya verán cómo esa caja registradora no dejara de sonar.
Este pasado jueves atendimos mi esposa y yo una gentil invitación a conocer las recién renovadas instalaciones de Restaurante – Bar 14-9 del Hotel Mocawa Plaza en Armenia; qué grato resulta saber que en nuestra región ya tenemos emprendedores preocupándose no solamente por lo que se sirve en el plato, es grato ver el diseño y creatividad que se percibe en los acabados, en los muebles, sillas en cuero, el juego de las luces en fin, todo diseñado para hacer juego con la calidad del servicio y la propuesta gastronómica. Felicito a los propietarios del hotel, a su gerente y al arquitecto a cargo de esta magnífica obra, Sebastián Restrepo Jaramillo.
Contrario al parecer de muchos, la gran mayoría de los restaurantes de los hoteles en todo el mundo están para atender a la clientela externa además de sus apreciados huéspedes; 14-9 está abierto para los 3 servicios y también para eventos especiales.
Yo voy tú vas, él va, vamos todos.
hasta la próxima,