GASTO PÚBLICO EN INFRAESTRUCTURA

30 agosto 2020 9:55 pm

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Por Rafael Nieto Loaiza

Este 2020 será el peor año de la economía colombiana. El Gobierno calcula que el producto interno bruto caerá a -5.5%. En una economía que se ha acostumbrado a un crecimiento estable, sin grandes picos o sobresaltos, y, sobretodo, sin recesiones, será muy duro.

Sin embargo, los datos del derrumbe del PIB dicen poco sobre la tragedia humana que esconden. Ella se ve mejor reflejada en las de desempleo y pobreza. Para junio de este año la tasa se había disparado a 19.8%, es decir, 2.232.000 desempleados más en relación con diciembre pasado. El castigo ha sido mayor para las mujeres y los jóvenes. La tasa de desempleo de los hombres fue 16.2%, el de las mujeres fue 24.9% y la de los jóvenes menores de 28 años de 29.5%.

Más desempleo es siempre más pobreza. Según el Dane, es pobre el hogar de cuatro miembros que tiene ingresos de menos de $1.029.732 pesos al mes. Recordemos que en Colombia el 88% de los empleados gana solo dos salarios mínimos o menos. El 47%, solo un salario mínimo. Como el mínimo, incluyendo auxilio de transporte, es de $980.657, cuando se pierde el empleo casi siempre se cae en la pobreza y se arrastra a ella al núcleo familiar.

Eso es lo que está ocurriendo. La pobreza este año crecerá 15%, 7.3 millones de pobres más. Y en las 13 principales ciudades la pobreza extrema pasará del 4.5% al 16.7%. Es decir, la sexta parte de la población de las ciudades más importantes sufrirá de hambre.

Generar empleo y reducir la pobreza, de manera tan rápida y masiva como sea posible, debería ser el eje central de los esfuerzos del Estado y la sociedad a partir de ahora.

No será fácil. El crecimiento de 3.3% de la economía colombiana el año pasado estuvo apalancado en el gasto de los hogares, que aumentó un 6% en términos reales, el más grande en los últimos quince años. No será ese gasto el que pueda jalonar ahora, con tantos nuevos desempleados y con una caída de las remesas del 23% en el último trimestre. Si no se recuperan los ingresos de los trabajadores no aumentará el consumo de las familias.

Tampoco podrá apostarse al esfuerzo del sector privado. El 96% de las empresas en Colombia son micro, pequeñas y medianas empresas, y fueron esas mipymes las que generaron el 80% del empleo. Son también ellas las más afectadas y decenas de miles han tenido que cerrar por la crisis. Suponer que las empresas demanden más bienes intermedios o insumos de producción no tiene sentido cuando, por un lado, todo el tejido empresarial ha resultado seriamente erosionado por la crisis y, por el otro, no va a aumentar la producción si no aumenta la demanda de los consumidores y, como dije, tal cosa esta muy lejos de ocurrir prontamente.

Y si en durante la crisis del 2009 y los años posteriores el alivio vino por el sector externo, ahora no será así. El grueso de nuestras exportaciones es de materia primas y, en particular, de hidrocarburos y minerales. En el último semestre las exportaciones de las industrias extractivas disminuyeron 39.1% frente al mismo periodo de 2019. No se prevén mejoras en los precios del petróleo y el carbón para lo que resta del año y, para rematar, las economías de nuestros principales mercados de exportación pasan también por enormes dificultades.

De manera que el gasto del gobierno es el único que que puede producir una recuperación de la economía y empujar la generación de empleo y, con ello, disminuir la pobreza. El problema es que tendrá que hacerse con un déficit fiscal que estará en el orden del 8.2%. Como endeudarse con la banca nacional es costosísimo, los espacios con la banca internacional están casi completamente copados, y una reforma tributaria que cargue aún más a empresas e individuos que están sufriendo la peor de la crisis sería una insensatez, no quedan sino dos alternativas: vender parte de los activos de la Nación y endeudarse con el Banco de la República. Esa es alternativa más rápida y efectiva en esta situación extraordinaria. Y concentrarse en que el gasto sea productivo, para la competitividad y genere mano de obra masiva. Es decir, debe focalizarse en la infraestructura civil y en la construcción de vivienda, sectores de mano de obra intensiva.

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