“Nunca te rindas. A veces la última llave que pruebas es la que abre la puerta. ¡Insiste!”
Esta frase me encanta, porque la tengo en cuenta y porque además, hay personas que no me dejan caer en la desazón.
Cuando a comienzos de año, Iván Gutiérrez Isaza me habló del Outlet de libros y me dijo que le gustaría que en Armenia se realizara, me envió fotos de otros eventos efectuados en Neiva, Garzón, Bogotá y otras ciudades. Sentí envidia y las ganas de hacer el outlet en Armenia, empezaron a recorrer mi espíritu de loco irremediable.
Cuando estuve en la Feria del Libro en Bogotá, pude contactar a don Pedro Gualteros, propietario de Dislectura, gracias a que Iván nos presentó. Almorzamos y me comentó la idea. Me gustó y empecé a analizar posibilidades.
Se me dio una maravillosa oportunidad cuando el secretario de educación de Armenia me llamó, conversamos, porque deseaba que hubiese algo grande y relacionado con literatura en Armenia. Contacté a Jorge Franco, Mario Mendoza, Julio César Londoño, Miguel Fernando Caro, quienes estuvieron prestos a venir a Armenia. Me comprometí con ellos, pues tenía el aval de la Secretaría de Educación. Hice los ofrecimientos necesarios y me aceptaron. Ellos y el outlet, excusa perfecta para un festival literario de gran formato.
Sentí que habría algo genial y espectacular. Llamé a dos maravillosas, talentosas y organizadas mujeres: Martha Isabel Castrillón y Lilián González. Nos sentamos a conversar, estudiar y hablar de escritores y del outlet, pues el Secretario de Educación me había dicho que él se encargaría de conseguir apoyo económico como fuese.
Escribimos, estudiamos, planeamos, presupuestamos y cuando todo estaba listo, me llamó el Secretario a decirme que debido a problemas por el paro de docentes, se cancelaba la actividad. Sin embargo, le hablé del Outlet y quedó de reunirse con el artífice del Outlet, allá en Bogotá, Pedro Gualteros. Al final, tampoco. Y sentí un derrumbe inmenso. Ni escritores, ni outlet. A llamarlos y decirles que ya no. ¡Qué pena!
Decidí continuar buscando apoyo, porque ante esa situación, yo ya estaba “como empezado” y no me gusta quedar así.
Fui a un colegio porque allí tienen un excelente coliseo y el rector no me quiso recibir, aunque la secretaria me pregunto hasta de qué me iba a morir. Pasé a otro colegio con coliseo y tampoco.
También, estuve en el Centro de convenciones, pero estaba agendado hasta diciembre.
Pasé a conversar para que el Encuentro Nacional de Escritores tuviese como ingrediente el Outlet de libros, complemento ideal. Tampoco. Negativo el civil. Y el outlet hubiese sido un gran atractivo en dicho evento, pero no, es no.
Durante todo este tiempo, ya llegando a noviembre y con llamadas casi a diario a Iván y a don Pedro Gualteros, no podía más. Me quedaba el Club América, espacio adecuado totalmente para el evento, lo vimos, gustó, pero lo acababan de alquilar hasta febrero de 2018.
Llamadas van y vienen. Don Pedro Gualteros siempre me decía que quería hacerlo antes de fin de año. Yo había perdido el entusiasmo, porque había visto diluirse todas las posibilidades.
Pero se logró. Los directivos del centro comercial Calima tuvieron la voluntad, el deseo, las ganas y mostraron todo su empeño para que se realizara el Outlet los días 1, 2 y 3 de diciembre.
Y se hizo. Perseverancia es la palabra. Buscar la llave precisa es lo mejor.
Gracias a que desde el centro comercial Calima, dos mujeres increíbles, Olga Lucía y Gretty, dieron todo el apoyo al Outlet, este se desarrolló con una afluencia de público que nadie esperaba.
Tres días viendo entrar niños, jóvenes, adultos y los mismos salir con 2, 3, 4 5 y cajas o bolsas repletas de libros. Todos entusiasmados, alegres, felices.
Desde el primer momento, del primer día del outlet, me di cuenta que niños y jóvenes buscaban libros, revistas y todo lo que los condujera a leer. Estaban ávidos, sedientos y buscaban, repetían módulos, empacaban, revisaban, se sentaban, leían.
Emocionante ver cómo hacían todo lo posible para llevarse lo que más podían. Un joven me dijo: “Ya tengo para diciembre y enero, o sea mis vacaciones”
Gracias a Dislectura. A ese maravilloso señor Pedro Gualteros por su terquedad. A Iván Gutiérrez Isaza, quien vive en Bogotá, pero es quindiano a morir. Al Centro Comercial Calima. A los estudiantes universitarios que se pusieron la camiseta y colaboraron durante los días del outlet.
Hubo una asistencia increíble y se vendieron más de 35.000 libros
Esperamos repetir en 2018 con otros ingredientes como música y escritores.