Hay historias llenas de violencia y se pasan en televisión, se muestran en la prensa o las emiten en radio. Hay historias de artistas o “light” llenas de artistas de la farándula.
Pero hay unas historias que tienen vida, son ejemplo y transmiten fuerza, energía y son aquellas que no se muestran, porque no tienen lo que “desean” los lectores, televidentes o quienes escuchan radio.
Hace casi un mes, las tías Mireya, Mery, Miriam y llamémosla tía a Teresita, organizaron una reunión familiar muy importante y la cual se efectuaría el domingo 4 de febrero. Estarían las tías, hijos, sobrinos, nietos y muchos más. Sería como un encuentro en un Día de la Madre, pero como base el reencuentro, porque con muchos de los familiares, no nos habíamos comunicado de tiempo atrás.
Antes de esa reunión, uno de los primos organizó un chat para que quienes fuésemos a asistir, escribiéramos algo al respecto. Además, poner fotos de la familia, de su familia, de hijos, nietos y demás. Así como viejas fotos de recuerdo.
Y ese encuentro familiar se dio. Fue el domingo 4 desde las 10 de la mañana en la Terraza Soñarte en Córdoba. Hasta allí, llegamos más de 150 personas. Alegría con mezcla de sonrisas y lágrimas entre muchos de los casi desconocidos primos o hijos de las primas y primos. El palpitar de corazones deseosos de saber historias, vivencias, anécdotas. Conocer y reconocer sobrinos, y que los abuelos se sintiesen felices, alegres, porque después de muchos, muchos años, había una reunión familiar.
La fiesta se inició con abrazos, reconocimientos, lágrimas y muchas sonrisas. “Y ¿este quién es?” “Pero no te pasan los años”. “No te veía desde hace…”. Preguntas iban y venían. Recuerdos que afloraron. Luego, a manteles, charla, más risas, gritos de alegría.
Llegó la despedida no sin antes pasar por una sesión musical fantástica, desfilando artistas de la familia. Pero fue una reunión donde se estrecharon lazos familiares. Una reunión donde todos los hermanos, primos, tíos, sobrinos, nietos pudieron hablar, rememorar historias, recordar anécdotas y donde reinó la alegría de la familia reunida.
Por ahora, en cada uno queda el recuerdo de haber estado nuevamente con su familia con esa familia cuyo tronco estuvo cimentado por Manuel María Sabogal y Emilia Vásquez.
Fue un día pletórico de emociones y donde se ubicaron en diferentes mesas los cercanos y lejanos, pero familiares.
Un reencuentro que al final tuvo las palabras, los poemas que recitaba la abuela Emilia en momentos de reuniones con hijos y nietos.
Porque las familias son importantes, este encuentro deja un gran mensaje a todos aquellos que todavía creen en la familia como fundamento, base de la sociedad.
La Familia Sabogal se reunió y se estrecharon más los lazos entre todos. Un gran recuerdo y un día donde la algarabía, el bullicio, la música imperaron para dar paso a abrazos y momentos únicos en la vida de una familia.
Que muchas familias se reencuentren, se abracen, vivan momentos de reminiscencia y muchas alegrías. ¡Qué viva la vida!