209

16 agosto 2020 9:14 pm

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Por Carlos Alberto Agudelo A.

el número ha de resquebrajarse a la entrada de la península donde las larvas se agitan como gatos acechados por el tercer demonio instigador de bufidos imposibles de escuchar a no ser por aquel convencido del 209 merodeando quejidos a punto de ser ampollados aletas en estado de descomposición la sacralidad del destino de la piedra estorbando el paso de la gota venida de la flor reverdecida por la hoja donde se acumulan destellos de la madre selva A las 7.17 horas emergerá el 1 más 1 igual a tres los estólidos han de guardar el 1 más 1 igual a dos en neuronas de cerebros ajenos Vasos comunicantes de polvo eres dejan entrever jorobas cargando jugo de espinas para el sediento el Sahara se alarga igual a la línea derramada por el esfero en la mente del niño por nacer entretanto agujas e hilos donde penden los valores del títere atraviesan el aire el cual rodea el olfato del oso hormiguero así las hijas de hormigas de alas rotas salten desorbitando su mundo hasta sucumbir en la hondura de la panela El periódico se abre la rapiña de las letras asaltan la mirada de cada lector del Oeste las pistolas atraen balas blindadas de aspavientos la algarabía no se hace esperar las minifaldas muestran la verdad de la vida el sexo da un compás de espera de innumerables meses de pronto el último lloro ramifica el leño sembrado en el patio lindante con el séptimo canto del turpial El amarillo salta de azul en azul hasta reinar la orden del dedo señalador Los desocupados del orbe dan un suspiro se sientan en baquetas carcomidas por pájaros carpinteros Alabada sea la lágrima de Poncio Pilatos Centelleante sea la partícula de moho surgida dos mil años después de los clavos en la cruz La corona es lavada en los toneles vacíos El talco cae en manos del andariego quien trafica caricias en la noche de los homicidas Bienaventurados los querellantes de miradas imposibles Ahí se halla codo a codo reclamándole al destino de quien inutilizo su existencia la llave para abrir la puerta hacia la nada Risas sin sentido retumban en el fondo de la oscuridad Golpes de pecho abren el entendimiento de don nadie el chaleco es apretado las mancornas deslumbran 209 mujeres aglutinadas en el roto del tablón de la puerta pronto abrirse para dar paso hacia el otro lado del universo.

De la novela surrealista

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