Carlos Alberto Agudelo Arcila
AMARILLEA EL bosque cuando el crepitar se intensifica.
NO INTERRUMPIR el sueño de la pulga, mientras duerme en el pelo del perro dormido.
ABRAZAR GRANO a grano el maíz del mundo, cuando el vendedor anuncia su mazamorra.
EL AZUL del firmamento baja la escalera que conduce a la tierra. El azul del mar suba la escalinata que lleva al infinito, no sin antes cada azul observa el gris que lo antecede.
PÁGINAS POR escribirse, a la deriva del arbusto imposible de sembrar.
EL UNO más uno trunca el tránsito del alma de un matemático a otra dimensión.
MIRA DESDE la hondonada del espejo, el rostro que ha dejado de pertenecerle.
EN LA noche tres mil, el sultán Shahriar deja de contar historias a Sherezade.
SHEREZADE AMENAZA de muerte al sultán, en la noche mil dos.
ABRE EL GRIFO en un minuto sombrío, de inmediato se escucha un tono extraño. De este instante en adelante, el sonido del agua le produce fiebre alta.
SE VOLVIÓ famoso al plagiar la estulticia de su otro yo.
ESCUDRIÑA EL entorno de lunes a domingo, en instantes de ocio no pierde de vista el madurar de los cocos.
SOLO ÉL sabe de aventuras del rocío, vapor arriba.
EL SACERDOTE de la iglesia del pueblo, con lujuria, mira de reojo el cuerpo voluptuoso de una de las once mil vírgenes.
SINÓNIMOS INEXPLORADOS determinan jamás ser semejanza de ninguna palabra.
Y UN día la humanidad quedó en silencio, por el resto de la existencia.
APOYARNOS EN el último peldaño del polvo eres.
MASTICA SOMBRAS cuando pasa el hombre invisible.
EL AIRE del mediodía se impregna de oscuridad, al romperse un frasco de tinta china.
ZAPATILLAS levitan en pies de la arrogancia.