Carta a la izquierda colombiana

6 diciembre 2018 5:06 am

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Respetados izquierdistas:

Desde que tengo uso de razón, me he preguntado qué significa ser de izquierda o tener ideología política de izquierda en Colombia; para dar respuesta a este problema me he puesto a leer algunos teóricos y a mirar el comportamiento de los que se dicen ser de izquierda o pertenecen a un partido político de izquierda. Al comparar la teoría con la práctica, la cosa se me ha vuelto más confusa por aquello de los matices y las metamorfosis. No sobra advertir que muchos de ustedes confunden “izquierda” con “oposición” y ahí sí, la cosa se pone muy peluda.

¿No sería importante socializar entre sus copartidarios la fundamentación teórica disponible y adaptarla a la realidad de nuestra patria, haciéndoles caer en la cuenta de que las dos etiquetas (derecha e izquierda) se han convertido en meras ficciones, y de que, en realidad, frente a la complejidad y a la novedad de los problemas que los movimientos políticos deben afrontar, los derechistas y los izquierdistas dicen, más o menos, las mismas cosas, formulan, para uso y consumo de sus electores, casi los mismos programas y se proponen los mismos fines inmediatos?

¿Será que ese “conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que los seres humanos tienen todos el mismo valor, y que son el valor más alto. Y que ese ideal es puesto en cuestión siempre que hay relaciones sociales de poder desigual, o sea, de dominación”, según De Sousa, ¿ya es pura carreta? No lo creo, señores izquierdistas, ser de izquierda implica asumir posiciones políticas frente a la desigualdad y a la dominación, pero, insistiendo en que la única fuente de dominación no es el capitalismo, aunque juega un papel preponderante.

Pero, reducir la izquierda a pura expresión de pensamiento ideológico es una injusta simplificación: indica programas contrapuestos respecto a muchos problemas cuya solución pertenece habitualmente a la acción política, contrastes no sólo de ideas, sino también de intereses y de valoraciones sobre la dirección que habría que dar a la sociedad, contrastes que existen en toda sociedad, y que no parece que vayan a desaparecer.

Esos contrastes existen, pero no son los mismos que los de la época en que nació la distinción entre derecha e izquierda; han ido cambiando tanto que han convertido en anacrónicos y, por lo tanto, en equívocos, los viejos término; las ideologías del pasado han sido sustituidas por otras nuevas o que pretenden ser nuevas. Estas declaraciones deben poner a pensar a muchos padres de la izquierda en su rancio catecismo, mandado a recoger hace medio siglo.

Sin embargo, el capitalismo ha vuelto a mostrar su vocación antisocial y es urgente reconstruir las izquierdas para evitar un desastre mundial; una vez transformadas esas fuerzas será possible la verdadera defensa de la democracia y del medio ambiente. La izquierda colombiana no podrá ser ajena a otras formas de dominacion, como el racismo, el sexismo y la guerra.

Abusando de su tiempo quiero decirles que cuando ustedes están en el poder se vuelven de derecha y no les queda tiempo para reflexionar sobre los cambios que suceden en nuestro país y cuando lo hacen es como reacción a movimientos que hacen tambalear el poder. Algo que me parece muy grave es que cuando no están en el poder se ponen a pelear para definir quién llevará la voz en las próximas elecciones y todo lo que hacen está relacionado con ese objetivo. Si siguen con ese divisionismo tan verraco no van a llegar a ninguna parte; hay muchos caciques y pocos indios.

Ah, se me olvidaba algo: las movilizaciones lideradas por la izquierda pasaron a la historia; esas banderas las tomaron movimientos y grupos que aprovecharon la oportunidad para ganar adeptos y votos. No todo es malo; ya están surgiendo fuerzas transversales y complementarias que pueden empujar los cambios que esperamos en los izquierdistas. Como decía mi abuela:”Calma piojo que el peine llega”

 

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