sábado 8 Nov 2025
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COVID SIN IVA

24 junio 2020 10:39 pm
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Aldemar Giraldo Hoyos

Pasará a la historia el 19 de junio, el día sin IVA, como una fecha en la cual se mostró que somos seres, eminentemente, consumidores, que nos vanagloriamos de lo que compramos y tenemos, que somos incapaces de diferenciar entre lo que es necesario e indispensable. Tantos lamentos durante la pandemia, pero las ventas superaron a la navidad del año 2019.

La obsesión por la compra originó tumultos que no se veían desde que el general Rojas Pinilla “obsequiaba” plastilina, muñecas y juguetes a los niños colombianos, parecía un concierto de Pink Floyd con entrada libre; los ansiosos se empujaban y peleaban por un electrodoméstico en las “grandes superficies”; me quedó en la retina la foto de doña Mariela, en chanclas, despeinada, con una billetera en la mano y atareada con un televisor más grande que ella, mientras cargaba en su carrito una barra de sonido Bose del tamaño de un árbol de navidad pobre; en la mente de la mayoría de los colombianos quedó la imagen de la aglomeración y el alto riesgo de contagio de covid-19.

Después de las ferias regionales son comunes los mareos y vómitos involuntarios que se convierten en bebés a los nueve meses; en nuestro caso, sólo hay que esperar 14 días para detectar los estragos ocasionados por la indisciplina social; veremos los resultados de las pruebas y sacaremos conclusiones de doble yema: económicas y epidemiológicas.

La escena de la guerra: un soldado que carga un burro a su espalda para evitar que empiece a brincar en una zona minada y ponga en peligro la vida de muchos infantes, me hace pensar que en momentos difíciles, lo primero que hay que proteger es a los burros y el 19 de junio no se trataba de los abuelitos, sino de aquellas personas que creen que en el tener está el goce supremo, así se ponga en tela de juicio la seguridad y la vida de los demás.

Mucho hemos aprendido de los gringos, quienes establecen o arman una tienda (una carpa), dos días antes, frente al bazar que monta Apple para el lanzamiento del último modelo de su apreciado iphone; si son los primeros compradores, la autoestima se sube al máximo y sus fotos aparecerán en todos los medios de comunicación. Se convierten en iconos del prestigio y el consumo, comparables sólo con las grandes estrellas de la NBA.

Oremos todos para que el próximo día sin IVA sea, al menos, virtual (on line); que se congestionen las líneas, se calienten las tarjetas, especialmente, las de crédito y que les den la oportunidad a los que no tienen grandes tiendas; que dejen vender pandequeso y empanadas, pero que no dejen salir a los compulsivos por las compras. Encierren a los maridos para que no empiecen a buscar los electrodomésticos alabados por Martuchis; que esperen hasta la navidad, que el palo no está para cucharas.

Da la impresión de que la reactivación económica no es gradual ni equitativa; primero están los poderosos, quienes la disfrazan con protocolos rimbombantes y tienen la posibilidad de invadir el mercado virtual; atrás quedaron los pequeños comerciantes y quienes perdieron el empleo, como consecuencia de la pandemia; las promesas de ayuda se quedaron en el papel y los “mercados” se convirtieron en arma de doble filo; nadie responde en los teléfonos publicitados; se sueña por internet y se sufre en la casa. Como decía mi abuela: “En la casa del pobre todos pelean sin saber por qué y es porque no tienen qué comer”.

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