Pandemia y Paro

2 junio 2021 10:59 pm

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Aldemar Giraldo Hoyos

Al escuchar al expresidente Uribe le queda muy claro a uno que los bloqueos corresponden a un formato internacional de varios países, importado por algunos dirigentes de izquierda y que Colombia necesita es medidas de autoridad; que basta mirar las consecuencias que ha traído la militarización de algunas zonas de Colombia; además, que la pobreza del país ha sido ocasionada por la pandemia y el paro vivido durante el último mes; también, que los Acuerdos de la Habana volvieron a Colombia un país no competitivo y que la JEP es una instancia ilegítima para administrar justicia.

Se le olvida al señor de pelo cano que la pobreza ha sido estructural y que los responsables de esta han sido los partidos políticos que han saboreado la miel, llamados tradicionales, como también algunos engendros que han cambiado de nombre para ganar votos o esconder su origen; no puede, nuestro entrevistado, quitarse de la cabeza dos países, gobernados por personas de pocas ideas y lenguaje tosco; no hay necesidad de buscar los cadáveres río arriba, sino, invitar a sus copartidarios y a los militares para “que se miren al espejo”, el cual es el mejor consejero para quien se cree bello sin serlo.

Además, don Alvaro debe recordar que la violencia engendra más violencia y resentimiento entre la gente, máxime, en una tierra totalmente desigual, injusta y hambrienta, en donde la única esperanza de los jóvenes es comprar un cajón a la medida, enrolarse en filas podridas, abrir una venta de tapabocas en la esquina de su barrio o empezar ese camino espantoso del polvo blanco.

Como cosa especial habla de la urgencia de medidas sociales para responder a necesidades sentidas de muchos colombianos, pero, a la par, solicita dotar a la policía de armas disuasivas para conservar su integridad física; como quien dice, la protesta hay que bajarla de tono con garrote de plomo o corriente eléctrica en la cabeza de los manifestantes.

El exsenador está muy preocupado por la disminución de la inversión extranjera y se lava las manos diciendo que su partido no estaba de acuerdo con la Reforma Tributaria planteada por su pupilo, pues pone en peligro a esa clase media tan sufrida a través de la historia; acto seguido, afirma que es urgente una reforma para obtener recursos, pero provenientes del impuesto al patrimonio y a las rentas de los más ricos; tremenda metamorfosis ha sufrido el jefe del Centro Democrático, pero no debemos asustarnos, pues se avecinan las elecciones.

Insiste en la grandeza de Duque y en su sabiduría al tomar medidas. Para resumir en pocas palabras, lo que pasa en Colombia, según Uribe, obedece al narcotráfico, a la violencia, la pobreza, la pandemia y la influencia del “exterior”. Nadie más tiene la culpa; todo se le puede achacar al coronavirus y a los Acuerdos de la Habana.

Uribe y los que desfilan con banderas blancas claman por la paz; me imagino que desconocen el significado de esta palabra; posiblemente, para ellos, la paz es la ausencia de protestas o manifestaciones de descontento, ignorando esa violencia económica, laboral, institucional, sicológica, física, sexual y simbólica que nos abraza por todas partes. Como decía mi abuela: “No basta con hablar de paz”.

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