Consigue plata, hijo mío y si no consigues plata, consigue plata, hijo mío

19 enero 2022 9:59 pm

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                                                                                         Aldemar Giraldo Hoyos

 La realidad virtual es un entorno de escenas y objetos simulados de apariencia real; todo lo que vemos está creado y desarrollado, íntegramente, mediante un computador; sin embargo, hoy, prácticamente, confundimos el mundo real con esa virtualidad que nos abraza y nos hace vivir una fantasía, gracias a los artilugios que provocan o simulan la fusión del mundo real con el virtual; nos da trabajo establecer los límites entre ellos y, por consiguiente, actuar en consonancia con los mismos.

Llegar a este desarrollo supuso un largo período de tiempo y grandes esfuerzos, implícitos en tres revoluciones: la agrícola, la cognitiva y la científica; para cruzar el umbral crítico fue indispensable la aparición de la ficción en las organizaciones humanas; según Harari (2021), “Cualquier cooperación humana a gran escala está establecida sobre mitos comunes que sólo existen en la imaginación colectiva de la gente”; cuando los humanos creemos o nos convencen de esas ficciones, cooperamos y trabajamos hacia objetivos comunes; cosa diferente sucede  cuando hablamos de cosas que existen realmente, como los tigres, los pinos y los lagos.

Según el autor antes mencionado, “a diferencia de la mentira, una realidad imaginada, (ficciones, constructos sociales) es algo en lo que todos creen y, mientras esta creencia comunal persista, la realidad imaginada ejerce una gran fuerza en el mundo” : la mayoría de los millonarios creen sinceramente en la existencia del dinero y en las compañías financieras; en pocas palabras, hemos vivido en una realidad dual: con una realidad objetiva y una realidad imaginada, además, la vida de los seres reales depende de entidades imaginadas, las cuales exhiben gran poder. Merece especial análisis la dualidad que vivimos, fruto del intenso abuso de la tecnología; ¿no será que nos gobiernan Microsoft, Apple, Amazon, Alphabet, Facebook, etc.?

Un gran constructo social ha sido el dinero, el cual se ha convertido en objetivo y divinidad, llegándose a pensar que el sentido de la vida es tener cosas de valor y no, valores; la riqueza implica poder y capacidad de decisión; los pobres sólo existen en las estadísticas del subdesarrollo y se convierten en obstáculo para aquellos que amasan la fortuna. Así las cosas, se vive para conseguir dinero, se estudia para ascender en la pirámide, se trabaja para buscar riqueza y esta hay que alcanzarla de cualquier manera; el objetivo justifica los medios; no importan los sacrificados ni los que queden a la vera del camino si con el fruto se sacian apetitos de consumo y de poder. Desafortunadamente, el trabajo honrado entrega dividendos a largo plazo y esto propicia el que muchos se vayan por “las trochas” que ofrece el mercado.

El asesinato de Mauricio Leal a manos de su hermano, Jhonier, refleja el deseo desmedido por el dinero, el afán de poseer, la ruindad de un ser humano, la codicia, el deseo vehemente de tener fortuna a cualquier costo; la inversión de la escala de valores; la conversión del dinero en dios y único objetivo. Un acto execrable que debe invitarnos a hacer un alto en el camino para pensar en los frutos de una sociedad orientada al consumo y al deseo insaciable por el dinero.

Paz en la tumba de su señora madre, una víctima de la envidia y el desequilibrio de su hijo.

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