Aldemar Giraldo Hoyos
El ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña afirmó que “a más tardar, la próxima semana, se resolverá la situación de Viva y su integración con Avianca, en condiciones correctas”. Queda por aclarar, muy bien, qué quiere decir “en condiciones correctas”, para no llevarnos la sorpresa de un monopolio, concentración del mercado o dominio en el mercado de una aerolínea.
Además, no puede presentarse un “borrón y cuenta nueva” después de la crisis desatada como consecuencia de la “parálisis” de Viva Air y Ultra Air. La Semana de Pasión ya la vivieron aquellas personas que esperaron turistas que nunca llegaron, aquellas que compraron tiquetes con mucha anticipación y se quedaron en casa, como también, las agencias que trataban de promover el turismo económico en nuestro país.
Si es verdad que se piensa rebajar el IVA a los tiquetes aéreos, esto debe reflejarse, automáticamente, en los precios de los mismos; por otra parte, ya es hora de permitir la entrada de aerolíneas de experiencia y con gran músculo financiero; sólo así será posible mantener la calidad y opciones de bienes y servicios altos y los precios bajos, mayores alternativas de compra para el consumidor y eficiencia en el mercado; así ha funcionado la economía.
Si todas las aerolíneas venden los tiquetes al mismo precio, seguimos en las mismas; esperando un cebollero y haciendo recorridos de dos, tres o más horas “a palo seco”; comprando la ventana, fiando el pasillo o negociando el morral o la cartera; no sería raro tener que pagar sobretasa para usar la lámpara o el ventilador.
Ahora bien, ¿quién va a pagar las indemnizaciones y los perjuicios, después de lo que ha pasado? ¿El Estado, los contribuyentes o las aerolíneas que engañaron al país? Cuando se quiebra un banco, todos llevamos del bulto; igualmente, cuando una EPS saca la mano; pero en el caso que nos ocupa debemos estar atentos y exigir que los culpables sean castigados y que asuman las consecuencias de sus actos; estamos cansados de esos grandes creadores de empresas con sentido social, pero encaminados al enriquecimiento personal.
En estos días, el exdueño de Avianca, Germán Efromovich., hizo una oferta por Ultra Air (un dólar); gran oportunista, mal recordado en nuestro país en días pasados, quien despidió pilotos a su amaño y convirtió su aerolínea en un horno crematorio; que se quede en Bolivia, que compre una avioneta y que vuele todos los días desde La Paz a Tarija.
Atentos a lo que va a pasar con las aerolíneas de bajo costo; no podemos acabar con el turismo de Colombia por culpa de vividores inescrupulosos; como decía mi abuela: “Del árbol caído, todos hacen leña”.