Aldemar Giraldo Hoyos
Se presentó una crisis ministerial en el gobierno de Petro; me imagino que busca allanar el camino para gobernar con su partido. Recibió renuncias y aceptó muchas, desafortunadamente, salieron ministros que dejaron huella como el de Hacienda y Transporte
Fue un momento aprovechado para evitar tanta resistencia al proyecto de reforma a la salud; se va la señora Corcho y queda flotando en el ambiente un descanso nacional; su actitud y ejecutorias desencadenaron sinsabores y contraflujo en casi todos los partidos políticos; un poco soberbia, doña Carolina, hizo difícil el camino y recibió, en cambio, rechazo y resistencia.
Pero no es la primera crisis ministerial que se presenta en el país, pues ha sido muy común a lo largo de nuestra historia para poder hacer ajustes y favorecer la gobernabilidad y la participación. Es un momento para hacer balances y rediseñar estrategias y caminos de desarrollo y conviene recibir con entusiasmo y objetividad aquellos cambios que sean saludables para una democracia totalmente dinámica, siempre abierta a la controversia y al debate.
La crisis obedece al fracaso en la consolidación de apoyos para la reforma a la salud y el estancamiento de la laboral y la pensional, situación, que derivó en un replanteamiento de parte del gobierno. No debe asustarnos el planteamiento del gobierno al declararse en emergencia, simplemente, hay en el fondo un sentimiento de molestia con parte del equipo de trabajo. A partir de hoy se ha desbaratado la coalición política pactada como mayoría, gracias a la decisión de algunos dirigentes de partidos políticos, quienes en determinados momentos han tratado de chantajear al ejecutivo para hacer notar sus tradicionales fuerzas y descontento.
Imposible trabajar de la mano con quienes no están comprometidos a fondo con las reformas que se quieren promover, inclusive, a leer objetivamente las realizaciones del equipo de trabajo de Petro se siente un tufillo de sinsabor y fracaso. La actitud en el trabajo de Carolina Corcho y Alfonso Prada dejaban entrever enfrentamiento y, en el fondo, gran responsabilidad en la ruptura de la coalición oficialista en el Congreso.
Contrario a lo que muchos piensan, el apoyo político no debe ser suplido por un respaldo popular; la historia nos ha mostrado experiencias dolorosas de marchas convocadas a favor o en contra; es indispensable fortalecer las fuerzas al interior del gobierno antes de buscar apoyo popular; ya es hora de recuperar el tiempo perdido y poner el acelerador a fondo en favor de nuestro país.
“Como decía mi abuela: “Cuando los zapatos tallan hay que comprar nuevos”.