No juegue con fuego

1 febrero 2024 8:59 am

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Aldemar Giraldo Hoyos

Existe la falsa creencia de que los incendios forestales constituyen un problema ligado exclusivamente al desarrollo económico de los últimos años; sin embargo, desde la aparición del hombre y el inicio de las prácticas agrícolas, el fuego se ha convertido en un elemento esencial de destrucción de la vegetación, el cual persiste en muchas sociedades primitivas actuales; al mirar hacia atrás nos damos cuenta de que los incendios forestales tienen sus raíces “en la noche de los tiempos”.

Stephen J. Pyne (1991), en su libro Fuego sobre la tierra. Introducción a su historia, explora la historia del fuego y su impacto en la humanidad desde la prehistoria hasta la actualidad; describe cómo el fuego ha sido una fuerza natural en la tierra durante millones de años y cómo ha moldeado los ecosistemas; cómo ha sido utilizado por las culturas humanas a lo largo de la historia, desde la prehistoria hasta la actualidad.

Según el mismo autor, “la tierra no ardía cuando el oxígeno no saturaba su atmósfera, cuando las plantas no habían colonizado su superficie…Durante toda la existencia de vida sobre la tierra, el fuego ha estado presente, con intensidad variable, como agente ambiental, proceso ecológico y fuerza de la evolución”; el fuego per se no puede considerarse como un elemento negativo para la tierra y la vida; hay que analizar el uso que hacen los seres humanos de él y la intencionalidad del mismo.

Aterrizando un poco, cuando el fuego se extiende sin planificación, sin gestión y sin control en terreno forestal o silvestre, afectando a combustibles vegetales, flora y fauna, estamos hablando de un incendio forestal, “el cual se diferencia de otros tipos de incendio por su amplia extensión, la velocidad con la cual se puede expandir, su capacidad para cambiar de dirección repentinamente y su potencial para superar obstáculos, como carreteras, ríos y cortafuegos”. (Wikipedia.org.)

Son muchas las causas de estas conflagraciones, según algunos estudiosos, a saber: las tormentas eléctricas y erupciones volcánicas, comportamientos climáticos y susceptibilidad natural o adaptación de la vegetación a la ignición y la inflamabilidad, especialmente en paríodos de sequía; las anteriores causas pueden considerarse como naturales; pero, hay que considerar la acción del ser humano; los incendios causados por este se encuentran en todos los ecosistemas vegetales del mundo; en particular, las quemas han ocasionado incendios forestales de gran magnitud, lo que junto a la deforestación han favorecido la pérdida de extensas superficies boscosas y la modificación de muchos procesos naturales. La mayor parte de incendios forestales son ocasionados por la acción del hombre, accidental o intencional. Merecen mención especial algunas: fuegos, barbacoas o fogatas de campamentos, quema de hierba seca, colillas de cigarrillos, abandono de terrenos, quema de terrenos para no podar el pasto, quema de superficies agrícolas, vandalismo, venganzas personales, quema intencional para cambiar las plantaciones o explotaciones de un terreno, etc. Desgraciadamente, gran cantidad de conflagraciones reportadas durante la actual sequía se han originado por la acción de pirómanos; entre el 85 y el 95 % de los incendios forestales tienen sus orígenes en las manos de hombres y mujeres, siendo la mayoría de ellos, completamente intencionales, mientras que en torno a un 20 o 25 %, accidentales o negligentes.

Grandes estragos ocasionan los incendios forestales en los diferentes ecosistemas: destrucción de hábitats naturales, muerte de animales que no logran escapar del fuego, contribución al calentamiento global, contaminación de cursos de agua con cenizas, contaminación de la atmósfera con material particulado, disminución en la fertilidad de los suelos, afectación de la biodiversidad.

Dos acciones debemos asumir; educación ambiental responsable desde el hogar, complementada en la escuela y en las instituciones comunitarias; además, aplicación estricta del Artículo 350 del Código Penal colombiano, relativo a incendios intencionales y piromanía.

 

 

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