Por: José Gustavo Hernández Castaño (*)
Cuando ya empieza a hablarse de campañas políticas y de nombres de candidatos, vamos hablar hoy, de la participación electoral de los Quindianos y los armenios, en los procesos eleccionarios que han tenido lugar en el siglo XXI. Y, de esa participación que se manifiesta de diversas formas: una, votando por determinados candidatos; otra, votando en blanco; otra, no marcando la tarjeta electoral; otra, bien distinta, a las anteriores, expresada en el voto nulo.
De conformidad con el artículo 258 de la Constitución Política, el voto es un derecho y un deber ciudadano. Es el mecanismo de participación ciudadana por excelencia; es la herramienta que usan los ciudadanos para elegir sus candidatos a cargos de elección popular; es la piedra angular del ejercicio democrático.
En el voto se encierran diversos sentimientos humanos; unos, cargados de emociones como la alegría, el orgullo, el placer, la satisfacción del deber cumplido, cuando el elector (libre), lo hace votando por el candidato de sus preferencias; otros, como expresiones de fastidio, de dolor, de ira, de rechazo, de cansancio, de castigo, cuando el ciudadano no escoge el candidato de sus preferencias, sino, que vota por otro candidato (cualquiera), pues, su decisión es votar en contra del candidato, que es percibido como el que representa la corrupción, el desorden, la inseguridad, la falta de autoridad, es decir, el candidato que representa un mal gobierno; otros sentimientos, los de los ciudadanos, coaccionados, constreñidos, compelidos, obligados, a votar por determinado candidato, para no perder su puesto, su contrato, al cual, se une el de su familiar, su amigo, su vecino, como expresión de amistad y solidaridad; también, afloran otros sentimientos, asociados a la ilusión de lograr un puesto o un contrato prometido; a la esperanza, al sueño, de alcanzar un cambio.
Sentimientos diversos, sentimientos distintos, sentimientos encontrados, que corresponden a una realidad del comportamiento electoral de los ciudadanos, cuando debería ser, al momento de votar, la manifestación de total libertad, de escogencia libre, de selección autónoma y decisión soberana, de los electores.
En teoría se dice que, el voto es la expresión del derecho a la libertad, derecho a la libertad de elegir, derecho a la libertad de escoger, derecho a la libertad de decidir. Cuan distante está la teoría de la realidad.
El voto en blanco, el voto nulo, y el voto no marcado.
La sumatoria de estos tres ítems del comportamiento electoral llega a una cifra cercana al 20 %; y, cuando algunas elecciones están precedidas de hechos protuberantes de corrupción o mal gobierno, las cifras de estos tres (3) elementos tiende a aumentar, a multiplicarse; fue el caso concreto de las elecciones de 2.019, en las que el candidato a gobernación triunfante, alcanzó 82.618 votos, el 32,41 % del total de votos sufragados; mientras que, sumados los votos en blanco, los nulos y los no marcados, llegaron a la cifra de 88.389 votos, es decir, el 34,68 %. En el municipio de Armenia, ocurrió situación similar, el alcalde electo obtuvo 29.078 votos (21,90%), en tanto que, los tres puntos citados anteriormente sumaron un total de 39.471 votos (29,73 %).
Veamos cómo ha sido la variación, en el presente siglo, de estos tres comportamientos:
En los resultados de Gobernación, el voto en blanco tuvo su menor registro en las elecciones de 2.003, con 10.761 votos (5,50 %) y, el mayor en 2.019, cuando subió a 49.192 votos (19,30 %)
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
En cuanto al voto nulo, alcanzó la más baja votación en las elecciones de 2.003 y 2.007 con un 2,54% en ambas elecciones, y la más alta, en las elecciones de 2.019 con 11.761 votos (4,61 %).
El voto no marcado en las elecciones de 2.015 fue la cifra más baja (5.55 %), 15.326 votos y, las más alta, en las elecciones de 2.019, con 27.436 votos (10,76 %).
El comportamiento electoral en cuanto a lo relacionado con la votación de Asamblea Departamental fue así:
Los más bajos registros de los tres ítems: blancos, nulos, no marcados, se dieron en las elecciones del año 2.000, los dos primeros, (5,67 % y 3,32 %, respectivamente) y, en 2.015, el tercero (8,82 %), un total de 24.185 votos.
Los más altos registros se dieron en las elecciones de 2.019 para el voto en blanco (61.237 votos, 24,14 %); los votos nulos alcanzaron el mayor volumen en 2.015 (14.551 votos, 6,41 %); los no marcados en 2.003 (29.545 votos, 14,62 %).
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
En lo relacionado con la elección de alcalde de Armenia, la evolución ha sido de la siguiente manera: los votos blancos, nulos y, no marcados, se puede observar que el más bajo registro para los tres (3) se da, coincidencialmente, en las elecciones de 2.007 (4,26%, 2,37 %, 3,04 %, respectivamente). El mayor numero para los votos en blanco, aparece en las elecciones de 2.019 con 26.336 votos (19,84 %); los votos nulos en 2.015 con 6.437 votos (4,35 %) y los no marcados en 2.003 con un total de 6.894 votos (6,76 %).
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
Respecto del concejo municipal de Armenia, el comportamiento de los mismos apartados se da así: los más bajos registros de los tres ítems se dan en las elecciones de 2.000 para blancos y nulos (4,727 votos (5,12 %) y 2.610 (2,82 %) respectivamente); en cambio, para los no marcados se da en 2.023 con 5.858 votos (4,05 %); por el contrario, la mayor votación de los blancos en 2.019 con 19.489 votos (14,71 %), de los nulos en 2.007 con 9.249 votos (7,91 %) y de los no marcados en 2.003 al alcanzar 7.853 votos (7,63 %).
Fuente: https://cedae.registraduria.gov.co/ (cuadro elaboración propia)
(*) Magister en Ciencias Políticas
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