Bibiana Bernal, musa de versos

22 junio 2024 12:24 am

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Jhon Jairo Salinas

Nacida en la tierra fértil de poetas, (Calarcá, Quindío) susurra al viento las emociones de su alma a través de la poesía. Con la gracia de una flor que se mece con el viento, ha elevado su voz para resonar en corazones tanto nacionales como internacionales.

En cada palabra tejida con esmero, ha conquistado reconocimientos, becas y estímulos que han sido el eco de su talento innato. Su pluma, como pincel sobre lienzo, ha trascendido fronteras, llevando consigo la esencia pura de su doble experiencia como poeta y editora.

Desde las aulas del Colegio Instituto Calarcá hasta las aulas universitarias de la Universidad del Quindío, ha forjado su camino con pasión y dedicación. Cada logro es un tributo a su constancia y amor por las letras.

Que su legado perdure como un río eterno, llevando consigo la belleza de sus versos y la inspiración que brota de su ser.  Bibiana Bernal es luz poética en el firmamento literario, guiando con sus letras el camino de futuras generaciones de poetas y soñadores.

Desde sus primeros inicios como escritora, la figura de su progenitora la parió como un destello en la inmensidad del asombro. Conmilitante de su curiosidad innata, la amiga de sus exploraciones sensoriales, la cuidadora incansable de su espíritu inquieto.

Jamás le cohibió con juicios severos o críticas mordaces. Al contrario, sus manifestaciones de madre eran un eco de su propia fascinación, un reflejo de la vida que encontraba en los detalles más simples para escribir sus versos.

La poetisa, Bibiana Bernal, recuerda con nitidez las tardes de lluvia, cuando el cielo se abría en un torrente gris y el mundo se transformaba en una sinfonía de sonidos mojados. Mientras ella se deleitaba con la danza de las gotas sobre el pavimento, creando charcos que reflejaban el cielo nublado, su madre permanecía a su lado, vigilante y protectora.

Su presencia era un refugio cálido en medio de la tormenta, un susurro de aliento que invitaba a la poetisa a seguir explorando, a perderse en el misterio de la naturaleza poética sin importar los obstáculos.

En esos momentos de complicidad silenciosa, bajo el abrazo fresco de la lluvia, comprendía que el amor de su progenitora era un oasis incondicional, un espacio donde sus sueños podían florecer sin temor a ser marchitados.

Bibiana, al evocar aquellos recuerdos, su corazón se inunda de gratitud por la mujer que le enseñó a amar la belleza en lo cotidiano, a encontrar en la poesía la simplicidad de la vida.

Gracias a su mentora, que fue la brújula que guio sus pasos en la infancia y por continuar iluminando su camino con la luz de infinita bondad plasmada en honoríficos versos.

Bibiana en sus cuadernillos negros sigues escribiendo su sentir, su poesía seguirá fluyendo sin miedo a existir.

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