Algunos requisitos elementales

20 junio 2024 11:00 pm

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Roberto Estefan Chehab

La educación es un derecho fundamental pero no basta con decirlo “de dientes para afuera”: toda persona debe tener oportunidades, sin embargo, no ocurre así en nuestro país por diversas razones que están directamente relacionadas con el Estado, la guerra y la corrupción. Por razones políticas se restringe la oportunidad de acceder a educación con calidad y parece ser un karma del que no nos libraremos en el corto plazo. El aspecto económico, como es lógico, juega un papel crucial en esa limitación, desde la infraestructura insuficiente en muchas regiones, con condiciones paupérrimas, sumando las vías de acceso que para los citadinos no son mayor problema, pero para los habitantes de zonas rurales son modestas y en ocasiones indignas hacia nuestros niños y sus maestros: horas a pie, teniendo que atravesar ríos y quebradas todos los días con el peligro que esta situación conlleva. En zonas de “orden público” los riesgos aumentan tema al que no se da importancia y mas bien, el presupuesto es desviado para mantener a los políticos regionales pagando otros rubros, desviados al parecer, para pagar y responder al apoyo que los empodere. Los niños de la llamada “Colombia profunda” podrían tener condiciones mucho mejores si hubiese un compromiso apolítico para solucionar tantas falencias. La educación debe ser flexible en algunos aspectos, pero obligatoria en otros y es menester que las personas aprendan lo básico, no solo leer y escribir, sumar y restar; es necesario desarrollar la potencialidad creativa, la comprensión lectora y la posibilidad de preguntarse constantemente, o sea, aprender a dudar, no como rebeldía insana sino como respeto a la posibilidad de formar criterio y encontrar soluciones a los retos de la vida misma. La educación debe contener información veraz, apartada de sesgos y malas intenciones ideológicas que generalmente van cargadas con una inyección de odio, asunto de la peor bajeza al tratarse de formar ciudadanos sanos y ojalá con una visión optimista y amorosa. Pretender mantener a los jóvenes entre las rejas de la manipulación es un crimen con ellos y con la patria. El respeto por las diferencias, la individualidad y las características puntuales de cada ser humano, así como el manejo adecuado para resolver conflictos son elementos innegociables en un buen currículo y deben tratarse transversalmente, igual que los valores y principios, durante todo el desarrollo de la época escolar. El ejemplo que todos los adultos deben prodigar es una obligación moral: padres, maestros, curas; gobernantes pulcros, que deben ser admirados y emulados y no como vivimos tan frecuentemente, de escándalo en escándalo, corrupción y cinismo: ¿Qué mensaje se mantiene en un entorno así? Y obvio: maestros capaces, bien formados, adecuados y con el conocimiento pertinente, sin miedo ser evaluados como mínimo requisito. [email protected]

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