Valentina Loaiza respira música. A los cuatro años ya deleitaba a su familia interpretando en las reuniones la canción que más le gustaba: Cenizas al viento. Y cuando cumplió seis añitos era la estrella musical en su colegio, el San Luis Rey de Armenia, donde actuaba como cantante en las presentaciones oficiales de este centro educativo.
“Tengo una familia muy musical, mis abuelos maternos, mis tíos, todos cantaban o tocaban instrumentos y hacían unas grandes tertulias musicales, creo que de ahí viene mi gusto y mi amor por la música Andina colombiana”, relata Valentina, frente a las cámaras, pero mirando de reojo a su madre, una contadora pública que no la ha desamparado jamás.
“Ganar el concurso Mono Núñez en la modalidad de vocal solista era un sueño. Ahora puedo decir que este sueño se ha cumplido”, subraya esta mujer que, además de ser una de las mejores cantantes de música Andina colombiana, tiene por lo menos dos cualidades más: su belleza sobrecogida por la sencillez, y su amor por la profesión que escogió, la arquitectura.
EL QUINDIANO inicia con Valentina Loaiza Serna su serie de entrevistas con el nombre de VIVIR PARA CONTARLO… Entrevista completa con Valencia en el siguiente vídeo…