Le estamos poniendo el alma

12 junio 2024 10:00 pm

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Gilberto Zaraza Arcila

Bancolombia es el banco más grande y el segundo más antiguo del país, el año entrante cumplirá 150 años de existencia. Tiene presencia en Panamá, Guatemala, Salvador, Puerto Rico e Islas Caimán. El Grupo financiero Bancolombia tiene además los bancos Banitsmo en Panamá, Banco Agrícola en El Salvador y BAM en Guatemala, y cuenta con filiales en varios países más. Su línea de negocios incluye también factoring, fiduciaria, leasing, renting, valores, compañía de financiamiento comercial, sufí, ahorro a la mano, Nequi y Wompi.

Cuenta con 26 millones de clientes digitales y cerca de 30.000 empleados. Su actividad le deja enormes utilidades anuales, 6.8 billones en el 2022, 6.1 billones en el 2021 y 1.7 billones en el primer trimestre de 2024. Que son el resultado de una de las tasas de intermediación financiera más alta del mundo. La diferencia entre una tasa de captación de 8.75% efectivo anual y una tasa de colocación entre el 21.34% y el 33.09% efectivo anual; y por el elevado costo de los servicios financieros.

Esto a pesar de la desaceleración económica, que según el informe de Bancolombia basado en los índices nowcast, la actividad económica decreció y prevé perdidas de dinero en los sectores de manufactura, comercio y construcción, y pronosticó estancamiento en el mes de mayo.

Con este lucrativo negocio y en pleno siglo XXI con gigantescos avances tecnológicos, es inaceptable que este emporio económico no cuente con planes de contingencia para atender imprevistos y emergencias, como la presentada la semana anterior que dejó la app caída (aplicación de software diseñada para funcionar en dispositivos móviles y fijos). La explicación que se trató de fallas durante el mantenimiento a la misma, no es convincente. Porque las fallas debieron ser corregidas en minutos o máximo en pocas horas y no después de 3 días. Esto no pasa en ningún otro país.

Esta situación generó enormes filas en oficinas y cajeros electrónicos, largos tiempos de espera y molestias y angustias a los clientes preocupados por el vencimiento de sus obligaciones y el consecuente pago de intereses de mora. Adicionalmente, la atención personalizada en las oficinas es muy demorada por falta de cajeros y asesores. Pero en vez de aumentar el número de oficinas y empleados para prestar un servicio más rápido y eficiente ante una población creciente población, hacen todo lo contrario, porque el objeto del negocio es maximizar utilidades y minimizar costos. 

A esta falla se agrega el del abuso laboral y despidos injustificados de empleados que se viene presentando, lo que denota un mal clima laboral y falta de respeto, que provocan desmotivación y desconcentración. Estas denuncias están en afiches fijados en las paredes del banco. No hay humanismo, ni responsabilidad social, cuando se despide a un colaborador después de muchos años de servicio violando el artículo 62 del código sustantivo de trabajo. 

Inducir a un empleado a firmar un supuesto “mutuo acuerdo” es un engaño. Lo que crea preocupación, estrés, angustia y enfermedades psicosomáticas a los empleados que no saben en qué momento les toca el turno. Los anteriores hechos demuestran que los lemas de “le estamos poniendo el alma” y “el grupo financiero es cada vez más humano” son simple retórica, solo buenas intenciones que no se cumplen.

La Superintendencia Financiera y el Ministerio de Trabajo están la obligación de investigar, establecer responsabilidades y aplicar los correctivos necesarios, incluso sancionando si así lo ameritan las causales.

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